Una explosión sembró muerte en una mezquita en el norte del país. Es muy posible que el ataque sea de autoría del grupo terrorista Boko Haram.
Como muchas de las tragedias que afectan el continente africano, el atentado que este martes se cobró la vida de 50 personas en Nigeria, tuvo muy poco espacio en los medios de comunicación. Sin embargo, no es menos grave la situación en la que vive este país, en el que el grupo islamista Boko Haram aterroriza toda una región en la que ha proclamado un califato, tal como lo hizo el Isis en Iraq y Siria.
Las autoridades y la prensa local consideran que un adolescente se inmoló cuando hizo estallar el cinturón explosivo que llevaba puesto, durante el rezo matutino en una mezquita de Mubi, en el noreste de Nigeria. Los heridos serían decenas. Si bien el grupo Boko Haram no ha reivindicado el atentado, éste llevaría su marca según las autoridades.
Desde 2009 Boko Haram lleva a cabo un levantamiento armado que ha provocado unos 20.000 muertos, tres millones de desplazados y una grave crisis humanitaria en tres regiones del noreste del país.
La zona donde se ha producido el atentado fue recuperada de las manos de Boko Haram en 2014. En ella, la frecuencia de los atentados se había reducido respecto de otras cercanas, donde semanalmente se lamentan muertes violentas. El pasado fin de semana, Boko Haram decapitó a seis campesinos secuestrados en el Estado de Borno, después de secuestrarlos. A principios de noviembre, dos mujeres y un soldado fallecieron tras un ataque en el Estado de Adamawa.
La proclamación de un califato en Nigeria, en 2014, ha provocado la ofensiva en 2015 del ejército regular, apoyado por fuerzas de países vecinos que también se ven afectados, Níger, Chad y Camerún. Esa acción conjunta en las zonas de frontera, ha provocado que Boko Haram buscara refugio en los montes Mandara, al límite con Camerún y en el Lago Chad.
Boko Haram también tiene sus divisiones internas. En agosto de 2016, el Isis proclamó como nuevo emir de este grupo a Abu Musab al-Barnawi, lo que no fue reconocido por su líder desde 2009, Abubakar Shekau. Pese a ello, el grupo sigue actuando con enorme crueldad, realizando atentados suicidas protagonizados por adolescentes, mujeres y hasta niñas, contra cualquiera que no se doblegue ante sus pretensiones de dominio, fieles islámicos incluidos.