Ocurre en el sistema penal del Estado de Pará y varias entidades de la sociedad civil han presentado indicios graves. Para el presidente Bolsonaro se trata de “tonterías”.
Son 17 sobre los 28 fiscales del Ministerio Público Federal que actúan en el Estado de Pará, los que han firmado una denuncia sobre la aplicación sistemática de vejaciones y de maltratos contra presos en el sistema penitenciario de ese Estado, particularmente la unidad especial bajo la coordinación de Maycon Cesar Rottava. La denuncia de los fiscales, se basa en declaraciones de representantes del Colegio de Abogados de Brasil, la Sociedad Paraense de Defensa de los Derechos Humanos y del Mecanismo Nacional de Prevención y Combate a la Tortura, que han visitado los establecimientos. Un juez federal, por otra parte, argumentó que hay indicios suficientes de falta de probidad administrativa por parte del coordinados Rottava.
Los casos de tortura en las cárceles de Pará han existido y no eran desconocidos por los detenidos, pero hay indicaciones coincidentes de que se trataba de casos aislados y puntuales. En la denuncia, en cambio, los presos señalan la aplicación sistemática y particularmente cruel de tormentos, incluso a una gran cantidad de reos. Se mencionan casos en que durante muchas horas decenas de ellos han sido obligados a permanecer desnudos en una cancha, bajo un sol abrasador, sentados en el piso, con las manos en la cabeza y las rodillas en la frente, sin comida y haciendo allí mismo sus necesidades. En otros casos, al tormento del sol se añadía el lanzamiento de gas pimienta. Quien se movía para aliviar el dolor de la incómoda posición era golpeado. También se aplicaron tormentos de abusos de tipo sexuales, humillando a los presos.
La reacción del presidente Jair Bolsonaro ha sido la de minimizar el escándalo, revelado por el diario O Globo – que claramente se ha puesto en contra del mandatario -, culpando a los periodistas de preguntar sobre “tonterías”. Por su parte, lejos de asegurar que los eventuales responsables de estos actos serían perseguidos, el ministro de Justicia Sergio Moro, habló de un “malentendido” y de una situación que pronto se solucionará cuando se “aclaren” los hechos.
Hace relativamente poco que la Alto Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, ha recibido críticas groseras y fuera de lugar del presidente Bolsonaro por haber señalado las preocupaciones por la compresión de las libertades democráticas en Brasil.