Un plato ideal para una cena liviana.
La preparación de esta tarta salada es muy simple. Necesitamos de tres cebollas grandes que cortaremos en juliana y pondremos en una sartén caliente con poco aceite y sal. Las prepararemos con fuego bajo para que el agua que contiene evapore y los azúcares de la cebolla se vayan oxidando adquiriendo ese color tostado indicador de que se ha caramelizado. Se puede acelerar el proceso añadiendo un par de cucharadas de azúcar (mejor si rubio) y un poco de agua. Añadan hacia el final una pizca de comino molido.
Retiren las cebollas y utilicen la sartén para preparar abundantes hongos si son champiñones podrán cortarlos en mitades si son de tamaño mediano a pequeño, si no, corten en modo grueso. Cuando vayan soltando su líquido, traten de dejarla evaporar bien, para no acumular en el paso siguiente demasiada agua. Pueden añadir a gusto orégano fresco o romero fresco.
A este punto usaremos dependiendo del molde (que esté bien enmantecado), una o dos tapas para pascualina, para formar una tarta. Coloquen las cebollas, luego los hongos y también varias fetas de queso blando. Cubran la tarta. Pasen encima algunas pinceladas de yema de huevo y finalicen con un poco de queso parmesano rallado antes de poner en horno caliente durante 25 a 35 minutos. Cuando la tapa está bien tostada, la tarta estará lista. Es un plato ideal para una cena liviana y se acompaña bien con vino tinto, blanco o también cerveza.
