El segundo grupo guerrillero colombiano por consistencia propone un acuerdo similar al que el Gobierno alcanzó con las FARC.
Luego del alto al fuego bilateral firmado entre el Gobierno de Colombia y las FARC, también la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) plantea finalizar el conflicto armado.
En una serie de mensajes publicado en la cuenta de Twitter del grupo, se indica que sería lo más “sensato” que el Gobierno firmara un cese bilateral al fuego también con dicho grupo guerrillero.
Para los representantes del ELN, un acuerdo de este tipo crearía un clima favorable y de mayor simpatía a las búsquedas de solución política. En los mensajes se menciona además que hay una sincera disposición a llegar un cese al fuego bilateral, puesto que años atrás se plantearon pactos de “humanización de la guerra”. Para ese fin los guerrilleros estarían dispuestos a acudir de manera inmediata a la instalación de la mesa pública en Quito (Ecuador), donde recientemente las partes analizaron desarrollar un proceso de paz análogo al que se lleva cabo en Cuba con las FARC.
En los últimos meses también el presidente Juan Manuel Santos se ha referido a la voluntad de su Gobierno de instalar un proceso para finalizar el conflicto con el ELN, que es el principal grupo armado luego de las FARC, y que controla algunas regiones del país. Sin embargo, también debido a más acciones militares emprendidas por la guerrilla, no se pudieron concretar pasos más concretos.
“Invitamos al gobierno a desarrollar la Agenda en el orden establecido, y paralelamente buscar soluciones a distintos aspectos humanitarios (…) Abordar paralelamente temas humanitarios, incluirá lógicamente las retenciones y otras afectaciones que sigue generando la guerra”, indican los trinos. El ELN no acepta la precondiciones impuestas por el Gobierno para poner en marcha negociaciones, entre ellas, la liberación de todas las personas secuestradas por los guerrilleros. El grupo sostiene que tales condiciones “no están dentro de lo pactado en más de dos años de conversaciones confidenciales y exploratorias” y que éstas minan “la confianza y la credibilidad y el proceso mismo”.
Pese a sus manifestaciones, el grupo se encuentra hoy ante una importante disyuntiva: el ELN está debilitado y la opción militar no parece ser la más sabia, considerando que el alto al fuego alcanzado con las FARC permitirá a las fuerzas de seguridad disponer de más recursos para intensificar la presión contra los insurgentes. Si el Gobierno teme que el conflicto con el ELN pueda empañar el clima de alivio generado por el reciente acuerdo, los guerrilleros deberán considerar que también políticamente su lucha se ha debilitado notablemente y en este momento el respaldo entre los ciudadanos será menor que nunca. La opción de la paz parece ser la más sensata, no sólo para el Gobierno sino principalmente para la guerrilla.