El jugador franco-maliense del Porto Moussa Marega se retiró del campo de juego cuando hinchas rivales le dedicaban gritos racistas. Nadie lo apoyó y hasta incluso lo amonestaron.
Los futbolistas negros suelen vivir estos lamentables episodios en los estadios europeos. Sin embargo, Moussa Marega no toleró semejante muestra de discriminación y racismo y abandonó el campo, incluso ante el esfuerzo de sus compañeros para detenerlo.
Después de haber anotado el segundo gol de su equipo como visitante del Vitoria de Guimaraes por el torneo de Portugal, los hinchas locales iniciaron una ola de gritos de monos y cantos racistas destinados al jugador que, tres años antes, había vestido precisamente la camiseta a la cual ahora enfrentaba.
Notablemente enojado, el futbolista gesticulaba también con las manos en alto y los pulgares hacia abajo, en claro rechazo a lo que oía bajar desde las tribunas.
“Querría simplemente decir a esos idiotas que vienen al estadio a lanzar gritos racistas que se jodan. Agradezco también a los árbitros que no me hayan protegido y me hayan mostrado una tarjeta amarilla por defender mi color de piel”, escribió con ironía en sus redes sociales. “Espero no verlos nunca más en un terreno de juego. ¡Son una vergüenza”, agregó.
Habrá que ver si la Federación lusa de fútbol aplicará sanciones al club o si una vez se mirará hacia otro lado. Lo cierto es que ya desde hace muchos años, las ligas europeas, como todas las sociedades, se han ido poblando y nutriendo de personas de diferentes procedencias y latitudes. Sin embargo algunos todavía no se han dado cuenta… o no lo quieren aceptar.