Los gobiernos de los países denunciados han colaborado en el tráfico de tesoros arqueológico, utilizado por los yihadistas para financiarse.
La denuncia es grave y ha sido presentada por la República Árabe Siria ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) contra Francia y Turquía cuyos gobiernos son acusados de saquear los bienes culturales del pueblo sirio.
La denuncia precisa que fuerzas militares de Francia y de Turquía supervisaron búsquedas arqueológicas en los territorios que han ocupado ilegalmente en suelo sirio, como Manbij, Afrin, Idlib, Hassaké y Raqqa, apoderándose allí de tesoros arqueológicos que posteriormente fueron enviados al extranjero.
En la denuncia se señala que, desde el inicio de la agresión exterior contra Siria, una oficina privada con base en París coordinaba pedidos de compradores occidentales de antigüedades. Esos pedidos eran transmitidos a los yihadistas en Siria y una parte de las ganancias de los intermediarios se destinaba al financiamiento de los grupos terroristas que aportaban las piezas arqueológicas solicitadas. Este tipo de financiación de los grupos terroristas han sido denunciadas en varias oportunidades. A eso se agrega que, en 2015, la UNESCO pudo comprobar vía satélite el saqueo perpetrado contra cerca de 900 sitios arqueológicos. La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, declaraba en aquel momento: que «numerosas imágenes captadas vía satélite (…) muestran sitios arqueológicos en Siria devastados por miles de búsquedas arqueológicas ilegales, literalmente huecos, que son muestra de un saqueo a escala industrial».
En ese entonces la directora general de la UNESCO señalaba que el saqueo de sitios arqueológicos «es parte de una estrategia de purga cultural, para destruir el pasado, el presente y el futuro de esta región, conocida como cuna de la civilización humana». Por otro lado, el 8 de marzo de 2016, la Federación Rusa presentó al Consejo de Seguridad de la ONU una nota sobre el papel de Turquía en el saqueo de riquezas arqueológicas.
Que pueda prosperar la denuncia no es probable, puesto que desde noviembre de 2017, la organización de la UNESCO se halla bajo la dirección de la ex ministro de Cultura de Francia, Audrey Azoulay, vinculada al rey de Marruecos Mohamed VI y al presidente francés Emmanuel Macron, con quien trabajó en la presidencia de la República Francesa. La señora Audrey Azoulay participó además como invitada en la reunión del Club de Bilderberg en 2018, un grupo de unas 130 personas entre las más influyentes en el mundo que se suelen reunir a puertas cerradas, sin que se sepa si se toman decisiones y cómo.