Van 17 semanas consecutivas de caída, consecuencia del precio internacional del petróleo que sigue en baja.
No es barato vivir en Chile, cuya economía asigna un elevado protagonismo al mercado no regulado. Lo pudieron experimentar grupos de estudiantes franceses que pasaron aquí un semestre de intercambio en una universidad del norte, y que asombrados señalaban que no había gran diferencias con su país respecto del precio de bienes de consumo.
Sin embargo, y sin ser necesariamente baratos, desde hace 17 semanas los combustibles para vehículos registran una baja en los precios. Hoy una nueva disminución coloca en promedio el precio de los tres tipos de bencina (93, 95 y 97 octanos) en torno a los 710 pesos chilenos, algo más de un dólar por litro. Hace dos años, ante la escalada del valor del dólar, las bencinas se habían colocado por encima del dólar y medio por litro, superando los 900 pesos chilenos. En el caso del kerosene, utilizado para la calefacción, es este un buen momento para el acopio, ya que su precio ha bajado un tercio respecto del valor en el invierno.
Si bien hay un precio de referencia que se ajusta semanalmente, luego en las diferentes regiones del país, éste sigue algunos a otros parámetros. Por tanto, en la región metropolitana, que abarca la capital del país y su conurbano, los combustibles son más baratos que en el norte o el extremo sur. Incluso dentro del mismo centro urbano habrá oscilaciones de precios notorias. En una estación de servicio sobre una autopista o en un acceso, la diferencia podrá llegar incluso a los 10-12 pesos, siendo menos cara en el centro urbano.
La caída internacional del valor del crudo que Chile adquiere explica la baja en los precios de los combustibles.