La vía férrea unirá los puertos de Santos, en Brasil, y el de Ilo en Perú y tendrá una longitud de más de 3.700 km. Bolivia un importante actor para el proyecto.
Los Gobiernos de Bolivia, Brasil, Perú, Paraguay y Uruguay, acordaron crear una secretaría técnica permanente para impulsar la concreción del ferrocarril bioceánico proyectado para unir el puerto peruano de Ilo y el brasileño de Santos, atravesando territorio boliviano.
La decisión fue tomada durante la reunión plenaria del Grupo Operativo Bioceánico (GOB), que decidió la formación de la secretaría y su funcionamiento en la región boliviana de Cochabamba (centro), informó el ministerio de Obras Públicas de Bolivia. La secretaría tendrá como sede el edificio que se construye del Parlamento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), ubicado en la población de San Benito, a 39 kilómetros de Cochabamba.
El vicepresidente de Perú, Martín Vizcarra, participó de la reunión y manifestó el interés de que su presidente, Pedro Pablo Kuczynski, y el mandatario boliviano, Evo Morales, se reúnan en diciembre en el puerto de Ilo, con el propósito de analizar para hablar del proyecto.
Se trata de una obra estratégica que unirá las dos orillas de América del Sur, la atlántica con la pacífica, evitando que las rutas comerciales hacia Asia tengan que circunnavegar el continente, ahorrando tiempo y costos de flete.
Asimismo, durante el encuentro, representantes de los Gobiernos de Alemania y Suiza ratificaron su interés en respaldar el plan ferroviario de integración, y empresas de esos países ofrecieron soporte técnico para el grupo de coordinación que se ha creado. El tren bioceánico tendría una longitud de 3.755 kilómetros, permitiendo la conexión del corredor central de Sudamérica y facilitando las exportaciones a Asia.
Además de Bolivia, Brasil y Perú, también se beneficiarían Paraguay, Uruguay y Argentina, mediante la construcción de un ramal del ferrocarril desde territorio boliviano hacia una zona portuaria en suelo paraguayo vinculada a la hidrovía Paraguay-Paraná. El proyecto demandaría una inversión de más de 10.000 millones de dólares, según cálculos de las autoridades bolivianas.
