Una serie de desencuentros durante la visita privada del ministro de Exteriores boliviano a los puertos de Arica y Antofagasta generaron polémicas declaraciones.
Se tensó ulteriormente el ya delicado estado de las relaciones diplomáticas entre Chile y Bolivia. Contribuyó a ello la polémica suscitada por la visita a Chile realizada este lunes y martes por el canciller boliviano, David Choquehuanca.
Las actitudes del ministro boliviano han provocado la reacción del Gobierno chileno, que ha decidido en adelante exigir visa de ingreso al personal diplomático del vecino país que quiera ingresar a Chile. Un convenio establecido en 1995 facilitaba el ingreso y no se requería de visado. El Congreso deberá aprobar la nueva medida del Ejecutivo de Michelle Bachelet.
El ministro de exteriores del Gobierno de Evo Morales llegó a las ciudades de Arica y Antofagasta donde denunció irregularidades en la carga boliviana de los puertos chilenos, durante una visita que pretendió ser privada pero que mostró actitudes poco amistosas que han provocado la mencionada reacción. “De aquí en adelante, las autoridades y funcionarios bolivianos que deseen ingresar al territorio nacional deberán hacerlo con visa, debidamente estampada en un pasaporte”. La medida no se aplicará a los demás ciudadanos bolivianos que transitan por Chile. Para el presidente Morales, se trata de una “política de escarmiento rencoroso y una actitud de distanciamiento diplomático”.
La visita del canciller Choquehuanca se realizó sin invitación de las autoridades locales, siendo de carácter privado. Sin embargo, llegó acompañado por una comitiva de unas 60 personas al puerto norteño de Arica. Viajaron con él parlamentarios, embajadores y periodistas, entre otros. Su intención era inspeccionar las condiciones en que trabajan los transportistas de su país en el puerto del norte de Chile, de acuerdo a las reglas de libre tránsito vigentes. Sin embargo, Choquehuanca no había gestionado con la debida antelación la solicitud para ingresar al puerto. De ahí en más las declaraciones entre las autoridades de los dos países han sido nada amistosas. Bolivia ha denunciado supuestos casos de discriminación en la labor de su personal en los puertos chilenos de Arica y Antofagasta, además de irregularidades.
A raíz del tratado de 1904, para compensar la pérdida del acceso al Pacífico, Bolivia tiene derecho al uso y al libre acceso a las dos terminales portuarias, que son utilizadas como salida de buena parte de sus exportaciones, sin pagar ningún derecho. Incluso Bolivia dispone de oficinas aduaneras que cobran aranceles a la mercadería que importa a través de los dos puertos. La mercadería, desde y para Bolivia, tiene además libre tránsito por territorio chileno.
La visita de Choquehuanca ha recibido críticas de dirigentes y líderes de opinión de todo el espectro político, incluso por quienes apoyan la demanda marítima boliviana. Los dos países, que no tienen relaciones diplomáticas a nivel de embajadas, protagonizan juicios ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Bolivia ha demandando primero a Chile solicitando a la Corte que el país sea obligado a negociar de buena fe el tema del acceso soberano al mar. Luego el Gobierno de Morales ha instalado el tema de las pertenencia de las aguas del Silala, en la frontera entre los dos países. Ante ello, en junio Chile demandó a Bolivia con el argumento de que esas aguas son un río internacional.
