En La Haya hoy se presentará la réplica boliviana en el pleito presentado ante la Corte Internacional de Justicia para obligar al Gobierno chileno a negociar una salida al mar. Pero otros episodios provocan polémicas entre las autoridades.
Cuando faltan pocas horas para que Bolivia presente ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya su réplica dentro del pleito contra Chile, en el que pide que el vecino país sea obligado a negociar una salida al mar, las relaciones entre los dos gobiernos se han tensado.
El hecho más reciente es un confuso episodio en la frontera entre los dos países, en el que carabineros chilenos arrestaron a dos militares y siete funcionarios de aduana bolivianos acusados de intentar robar camiones. Desde Santiago se asegura que los hechos ocurrieron en territorio chileno, desde La Paz se desmiente la tesis y se asegura que los carabineros violaron la soberanía terrotorial de Bolivia.
Los apresados están ahora a disposición de la justicia chilena que ha avalado el procedimiento, al tiempo que ha habido una protesta diplomática de la cancillería boliviana.
Por otro lado, ayer martes, miles de personas desfilaron en las calles del centro de La Paz en apoyo a la demanda de una salida al mar. La marcha multitudinaria colapsó el centro paceño. La movilización, denominada Marea Azul, se replicó en diferentes departamentos del país, donde los gobernadores u otras autoridades encabezaron los actos, según se observó en los reportes del canal estatal Bolivia Tv.
En redes sociales la campaña a favor del mar se caracterizó con el hashtag #MarParaBolivia, a partir del cual se enviaron mensajes, frases, videos, fotografías y buenos deseos para que la Corte de La Haya falle a favor del país en el proceso que se le sigue a Chile, al cual se le pide negociar de buena fe con Bolivia un acceso soberano al océano Pacífico.
Por su parte, la polémica entre los dos países se alimenta de expresiones fuertes. El presidente boliviano Evo Morales afirmó que Chile ‘nos roba el mar’ y ‘ahora nos acusa de robar’, en alusión a la detención de militares y funcionarios de aduana en la frontera. En su cuenta de Twitter, Morales también aludió al diferendo existente sobre las aguas del río Silala, de las que Bolivia denuncia el uso ilegal por parte de Chile, afirmando que “nos roban el mar y las aguas del Silala”.
La cancillería chilena, a través del ministro de Exteriores Heraldo Muñoz, ratificó el operativo policial y tajantemente declaró que quien ingresa ilegalmente y armado en el país, además para cometer delitos, “va preso”.
La semana pasada, otro episodio había causado un entredicho entre las autoridades de los dos países. En la ciudad chilena de Antofagasta fue retirada la bandera boliviana de un inmueble del Estado boliviano, que legalmente no es territorio nacional. El gesto fue percibido como polémico.
El tema es que estos episodios restan chances de diálogo entre los dos países, impidiendo una relación normal entre vecinos y los beneficios de una mutua relación comercial. La clave es, acaso, la defensa de una soberanía terrotorial que, en realidad, la globalización ha relativizado más de una vez. ¿Se podrán dejar a un lado las ideologías para apuntar al bien común?
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