Conversando con María Laura Vargas, Coordinadora en el Perú de la “Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales”. La importancia del compromiso de las religiones en la defensa del planeta.
Encuentro casualmente a María Laura Vargas al ingreso de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Nos dirigimos juntos hacia el Auditorio Mons. Dammert Campus, donde está por comenzar el Workshop “Religiones, Amazonía y Cambio Climático: aunando esfuerzos para el cuidado de la Casa común” (Religions, Amazon Region and Climate Change), promovido por el Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables della PUCP en colaboración con Interfaith Rainforest Initiative (IRI). María Laura es una pequeña gran mujer, comprometida desde hace muchos años con la defensa del ambiente. Actualmente es la Coordinadora en el Perú de la “Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales”.
¿De qué se trata?
Es una plataforma para que los líderes religiosos y las comunidades trabajen codo a codo con los pueblos indígenas, los gobiernos, la sociedad civil y el comercio, sobre las medidas que protegen los bosques tropicales y salvaguardan a aquellos que sirven como sus guardianes.
¿Por qué los bosques tropicales y sus “guardianes”?
Porque los bosques tropicales son un bien irremplazable. Garantizan todas las formas de vida, pero están en peligro por la depredación en curso. La vida depende del bosque. Para los indígenas el bosque es todo: la farmacia, el mercado, el espíritu… Proporcionan refugio, medios de subsistencia, medicamentos y agua limpia a miles de millones de personas. Son la mejor solución climática que tenemos. El 70% de los bosques tropicales del planeta se concentran en 5 Países: Congo, Indonesia, Brasil, Colombia y Perú. Han demorado 4 mil millones de años para estar allí y ahora los estamos destruyendo velozmente.
¿Quiénes o cuáles son las causas de ésta destrucción?
Las industrias extractivas y la conversión de tierras para productos agrícolas como carne de res, soya, aceite de palma, pulpa y papel, están impulsando la deforestación tropical. Sólo en la última década se ha perdido para siempre un área de bosque del tamaño del Reino Unido, Francia y Alemania. Esta destrucción socava los esfuerzos de la comunidad internacional para abordar el cambio climático, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
Se diría que son datos alarmantes…
Sí, por supuesto, aunque el impulso de protección está creciendo. Una coalición de gobiernos, empresas, pueblos indígenas, ciencia, ONGs y sociedad civil trabajan para detener la deforestación. Sin embargo, necesitamos incorporar la dimensión moral, ética y espiritual de la humanidad, para que apoye más estos esfuerzos.
¿Es por eso que Ud. está comprometida con IRI/Perú (Interfhait Rainforest Initiave)?
Exactamente. El Perú no podía estar ausente de IRI, porque el 60% del territorio de nuestro país está cubierto de bosques, no sólo tropicales. IRI es una alianza internacional multi-religiosa que nace en Oslo en el 2017. Creo que se necesita con urgencia el liderazgo moral de las religiones para proteger los bosques tropicales restantes del planeta. Dios habla desde la diversidad, por lo que pienso que estamos llamados a proteger juntos la Tierra, aprendiendo también de los indígenas. Nuestra misión es ardua. Se trata de crear conciencia, inspirar la acción e influir en la política para que se protejan los bosques y los derechos de los pueblos indígenas.
¿Qué importancia tiene para Ud. y la institución que coordina la “Laudato sí”?
La Laudato sí es un punto focal del Magisterio del papa Francisco. Convoca a cada hombre y mujer para hacer un cambio fundamental en su vida, en su corazón, en su pensamiento, respondiendo a la pregunta ¿qué clase de mundo queremos dejar a nuestros hijos, a las generaciones que están por venir? Si somos capaces de responder sinceramente a esta pregunta, nos damos cuenta que tenemos que hacer cambios radicales: pasar del consumismo derrochador a una vida frugal y sencilla que cuida y protege. La Encíclica habla de la necesidad de conversión ecológica y nos invita a caminar en las huellas de Francisco de Asís, el hermano universal y cósmico.
¿Qué expectativas tiene respecto al próximo Sínodo Panamazónico?
Creo que éste Sínodo es un nuevo kairos para el pueblo de Dios, está recogiendo un largo camino de las Iglesias de la Amazonía. El texto habla de pedir perdón por las oscuridades, agresiones e inconsistencias de su presencia en esta tierra sagrada. Y quiere renovar su compromiso de décadas de respeto, cuidado e inculturación del Evangelio. Leyendo el Instrumentum Laboris uno siente que se ha escuchado al pueblo de Dios de la Panamazonía, que la Iglesia quiere reafirmar con fuerza su compromiso para que esta tierra, sus pueblos, sus bosques, sus culturas sean escuchados por todos y encuentren las respuestas de vida que esperan y necesitan para tener la Vida en abundancia que Jesús nos ha traído.