Lo harán 46 millones de ciudadanos del Reino Unido.
¿Es el de hoy un día histórico para el Reino Unido y la Unión Europea (UE)? Sin duda, porque el referéndum que hoy convocará a 46 millones de británicos a expresar su voluntad de permanecer o no en el bloque europeo define dónde se ubicará de aquí en más el país insular y cómo seguirá adelante el bloque europeo, necesitado de rever su funcionamiento.
El proceso es conocido con la sigla Brexit, conformada por las palabras Britain y exit (salida) y el debate ha sido encendido en estas semanas. Sólo más recientemente los sondeos han indicado mayoritariamente una ventaja de la opción de seguir en la UE. Si bien algunos sondeos indican diferencias más cuantiosas, hasta 10 puntos, lo más probable es que la diferencia termine siendo sensiblemente menor.
Votarán en el referéndum los británicos mayores de 18 años, los ciudadanos irlandeses y de la Commonwealth residentes en el Reino Unido y los británicos que viven en el extranjero desde hace menos de 15 años, y que estén registrados. También podrán votar los miembros de la Cámara de los Lores y los ciudadanos de la Commonwealth que viven en Gibraltar. Los ciudadanos comunitarios residentes en Reino unido no pueden votar, salvo chipriotas y malteses (siendo miembros del Commonwealth). Ganará la opción que consiga más apoyos, sin necesidad de un mínimo.
Las posturas a favor o en contra de permanecer en el bloque europeo son transversales. Apoyan la permanencia el primer ministro David Cameron, líder de los conservadores hoy en el Gobierno, y también líderes de la oposición laborista. A favor del Brexit están algunos miembros del Ejecutivo y también legisladores laboristas. En estos días, los apoyos a la continuidad en la UE se han incrementado con las declaraciones de figuras del mundo del la cultura. Un grupo de 13 Premios Nobel y más de 1.250 directivos empresariales, y figuras internacionales como Barack Obama, han manifestado el apoyo a la permanencia en la UE.
En rigor, el premier Cameron paga el precio de cierta seguera política, puesto que la idea de un referéndum sobre la permanencia del país en la UE fue uno de los temas de su campaña electoral. La postura a favor de abandonar el bloque se centra en razones económicas que no terminan de convencer, al punto que Escocia se opone tajantemente a la idea, y en una mayor libertad de decisión política que posiblemente no analiza a fondo las ventajas de ser parte del bloque. Seguramente, el referéndum británico plantea la necesidad de que la UE salga de su inmovilismo dotándose de herramientas que permitan una mayor agilidad, por ejemplo, ante la cuestión del incremento de refugiados e inmigrantes que pretenden ingresar en territorio europeo.