Sus peculiares condiciones climáticas hacen que los cielos –en particular los del norte– queden despejados casi permanentemente.
La foto sacada desde satélites explica por sí misma por qué Chile es un territorio codiciado para instalar observatorios astronómicos. El estrecho país, encajonado entre el Pacífico y la cordillera de los Andes, tiene la gran parte del territorio, especialmente el norte, despejada de nubes. Eso se debe a dos razones: las que provienen del Pacífico estacionan sobre el mar y allí descargan su agua debido a la baja temperatura del océano, que favorece su condensación antes de alcanzar el continente; por otro lado, las que provienen desde el este son frenadas por la barrera de los Andes.
Estas peculiares condiciones climáticas, que las fotos liberadas por la NASA muestra con toda evidencia, favorecen las observaciones astronómicas como en pocos lugares del planeta. Es la razón por la que las ciudades del norte tienen especial cuidado en su iluminación pública, de manera de no afectar esta peculiaridad regional. Tanto es así que se ha desarrollado un verdadero turismo astronómico, que incluye visita a los observatorios ubicados normalmente sobre elevadas cumbres.
Un momento importante para este turismo será el eclipse solar prevista para el próximo 2 de julio. Los expertos han señalado hace tiempo que la región chilena de Coquimbo será la ideal para observar el fenómeno. Se espera que el medio millón de habitantes del conurbano constituido por las ciudades de La Serena y Coquimbo, se podrá duplicar en esos días por la llegada de turistas que van reservado hace dos años hoteles, hostales e incluso viviendas particulares y terrenos donde situar carpas. Un grupo de científicos japoneses ha alquilado una cancha de fútbol para allí organizar un camping provisorio. Un prestigioso astrónomo dará en esos días una charla explicativa del fenómeno en el estadio de La Serena, alcanzando probablemente un récord Guinness de la charla con la mayor cantidad de público.