Países como Estados Unidos, Chile, Australia, Italia, Israel se retiraron del pacto. El acuerdo promueve una migración segura, ordenada y regular.
Más de 150 países han aprobado por aclamación el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas (ONU). La votación se realizó durante la conferencia intergubernamental organizada por la ONU en Marrakech (Marruecos) durante la sesión plenaria presidida por el secretario general del organismo, Antonio Guterres, la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, y Naser Burita, el ministro de Exteriores de Marruecos, país anfitrión de la conferencia.
Durante su intervención, Guterres lanzó un mensaje a los países que se han negado a firmar el pacto -entre ellos, Chile- o que han expresado sus reservas sobre el texto o han pedido tiempo, afirmando que “no es un tratado” y que “no es jurídicamente vinculante” y dejando la puerta abierta a que se sumen más adelante. El texto garantiza “el derecho soberano de los Estados a determinar sus políticas de migración y su prerrogativa para gobernar la migración dentro de su jurisdicción, en conformidad con el derecho internacional”, insistió el secretario general. Guterres también lamentó la existencia de “falsedades” sobre el documento y el fenómeno migratorio en general.
El pacto tendrá que ser ratificado el próximo 19 de diciembre en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Por su parte, la presidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, reiteró que el documento es un instrumento flexible que se adapta a las necesidades nacionales de los Estados. “Es un momento histórico porque damos un rostro humano a la emigración”, precisó Espinosa, antes de añadir que los Estados “por más poderosos que sean, no pueden afrontar el reto migratorio solos”.
Quince jefes de Estado, ocho primeros ministros y numerosos cancilleres y responsables tomaron parte en este encuentro que durará dos días. Entre los países que se han retirado del pacto, figuran varios que son receptores de emigrantes, como Australia, Chile, Italia, Israel y un numeroso grupo de los centroeuropeos que han sumado en las pasadas semanas, mientras que los Estados Unidos se opusieron desde el principio. Para responder a las reticencias despertadas, todos los oradores que tomaron la palabra insistieron en que la soberanía de los estados no se verá de ningún modo disminuida y recalcaron que la migración plantea problemas globales y requiere soluciones globales.