La Iglesia de Comodoro Rivadavia emitió un comunicado alertando sobre los proyectos mineros en la provincia de Chubut.
El obispo Mons. Joaquín Gimeno Lahoz, y sus auxiliares, Mons. Alejandro Pablo Benna y Mons. Roberto Álvarez firmaron el documento en el que hacen un llamado al diálogo y a que los habitantes de la provincia sean escuchados.
Con preocupación hemos visto en los últimos meses una escalada en los medios de comunicación de propuestas que se inscriben bajo una estrategia comunicacional a modo de slogan o propaganda proponiendo para nuestra provincia del Chubut una “nueva matriz productiva”.
Esta expresión incluye, en la mención de “diversificación de la matriz productiva”, la industria minera y supondría reglamentaciones de la ley 5001 que podrían ir en desmedro de su espíritu fundamental: no poner en riesgo la salud de los chubutenses y preservar los recursos naturales para las generaciones futuras.
Hasta ahora el modo de presentación ha seguido los parámetros de publicidad y no de propuestas para el diálogo y el debate que supone comunicación e información a todos los actores implicados. Si está el suelo, la tierra y el agua comprometidos, es el conjunto de la sociedad, cada uno de sus miembros los que tienen que ser consultados.
Es por eso que nos parece fundamental:
- Trabajar en pos de la llamada “licencia social”, que siempre es incluir las percepciones de la comunidad y grupos de interés para alcanzar la legitimidad social y credibilidad de los proyectos.
Eso supone darle voz a todos, permitir que todas las opiniones sean escuchadas y valoradas; nos aflige sobremanera que las reuniones y la comunicación de las mismas en los medios sean sesgadas. Aún cuando no tengan como objetivo principal acallar, avergonzar o llenar de duda e inquietud a quien piensa distinto, ese termina siendo el resultado. Sabemos de muchos que quisieran hacer escuchar su opinión fundada, sus estudios realizados, pero que no encuentran medios masivos que los amplifiquen…sabemos también de algunos que no se atreven a manifestarse porque sienten una enorme presión en sus respectivos ámbitos laborales, partidarios, etc.
- Generar un debate amplio y participativo, que sea respetuoso con quienes piensan distinto, democrático y abierto. Si efectivamente está en juego un cambio de la “matriz” del seno de nuestra tierra, de nuestra madre, eso no puede ser a las apuradas, no ayuda que sea un plan de algunos sino que tiene que ser un proyecto de todos.
Movimientos sociales, autoconvocados, círculos académicos, etc. tienen estudios y proyectos que hoy se han invisibilizado. Hay organismos pensados como el Comité de Cuenca o el CENPAT que también pueden orgánicamente ayudarnos en el debate.
Los pobladores de la meseta tienen que tener un lugar especial en esta búsqueda; una formación adecuada sobre todos los aspectos que repercutan en su salud, su modo de vida, tiene que ser explicitado para que puedan aportar su opinión. Ni una presión desmedida que instala que es esto o la miseria, ni una defensa a ultranza que se opone sin proponer alternativas de progreso deberían dominar el debate.
- Este intercambio democrático tiene que evitar todo aquello que condicione la libertad de elección: el momento económico del país y particularmente de la provincia no puede ser el que determine o acelere la decisión. Al contrario, nos pone en una situación de fragilidad que hace más difícil ser exigentes en los requerimientos y cuidados con cualquier parte empresarial que quiera invertir.
No nos puede apurar un proyecto determinado, ni tienen la misma voz quienes tienen intereses económicos personales o sectoriales específicos. No pueden aducir inseguridad jurídica porque la ley 5001 es anterior a sus emprendimientos; aún cuando se lograra la “licencia social”, ésta estaría supeditada a los tiempos y fondos pertinentes que capaciten las estructuras del estado y las organizaciones para un control adecuado. ¿Quién garantiza estructuras y fondos adecuados para el seguimiento de cualquier proyecto en una provincia que adeuda meses de sueldo y aguinaldo?
Siempre es bueno pensar, debatir y ser creativos generando proyectos que ayudan al bienestar de nuestro pueblo; nos urge como provincia y nos lo debemos… que sea sin apuro; si hay algo que podemos valorar los “winka” – tan atravesados por el poseer todo, por el ahora y por el ya – es el tiempo de nuestros pueblos originarios: “es posible volver a ampliar la mirada, y la libertad humana es capaz de limitar la técnica, orientarla y colocarla al servicio de otro tipo de progreso más sano, más humano, más social, más integral. La liberación del paradigma tecnocrático reinante se produce de hecho en algunas ocasiones. Por ejemplo, cuando comunidades de pequeños productores optan por sistemas de producción menos contaminantes, sosteniendo un modelo de vida, de gozo y de convivencia no consumista. O cuando la técnica se orienta prioritariamente a resolver los problemas concretos de los demás, con la pasión de ayudar a otros a vivir con más dignidad y menos sufrimiento”. Papa Francisco. LS 112
Que nadie nos corra; y que la única urgencia sea dar respuestas definitivas a los problemas reales de nuestra gente… ya será momento para intereses particulares, que aun siendo genuinos, merecen el tiempo necesario para garantizar lo que la Constitución provincial nos manda: “Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano que asegure la dignidad de su vida y su bienestar y el deber de su conservación en defensa del interés común. El Estado preserva la integridad y diversidad natural y cultural del medio, resguarda su equilibrio y garantiza su protección y mejoramiento en pos del desarrollo humano sin comprometer a las generaciones futuras.” (art 109).
Gracias a los Obispos por seguir manteniendo una postura firme ante estos temas que como las olas, vuelven una y otra vez con promesas de “progreso” para la región, pero terminan siendo proyectos que están en la lógica de mega-emprendimientos que externalizan sus procesos, con dos grandes consecuencias, el daño irreversible a la región, y quizás algunos puestos de trabajo, que representan mano de obra barata.
Es complejo el debate, pero hay una historia de esa provincia en la protección de los recursos naturales, entre ellos el agua dulce, que será el oro del futuro.