Es una estimación del Banco Mundial, con base en las proyecciones de los efectos de los eventos climáticos extremos que ya se están verificando.
El Banco Mundial estima que para 2050 el cambio climático podría obligar a desplazarse a más de 140 millones de personas, obligándolas a migrar dentro o fuera de sus propios países en diferentes regiones del mundo.
En el caso de Centroamérica, la estimación es que unos cuatro millones de personas podrían verse obligadas a dejar sus hogares y quizás su país por el aumento del nivel del mar y la disminución de producción agrícola.
Los países de Centroamérica y el Caribe se encuentran dentro de los más afectados en la última década, ya que su ubicación geográfica con relación al sol los hace más vulnerables ante la adversidad del clima. Su situación ambiental es crítica. El Corredor Seco de Centroamérica es el nombre que se le da a la franja territorial que va desde el sur de México hasta Panamá y se encuentra amenazado por sequías de tal magnitud que el agua disponible no satisface las necesidades de la población.
El cambio climático trae también como consecuencias el aumento de la pobreza al disminuir o alterar la producción agrícola, y ésta, a su vez, puede llegar a generar violencia. Esto hace que los centroamericanos se vean forzados a emigrar, principalmente abandonando el campo para dirigirse a grandes ciudades, o a Estados Unidos.
El Banco Mundial informa que, si el progreso del calentamiento global se mantiene dentro de los límites establecidos en el Acuerdo de París, y se ayuda a la gente a adaptarse, entonces el número de migrantes en las regiones de África, Centroamérica y el Caribe podría reducirse a aproximadamente 40 millones de personas, de los 140 que se prevén al ritmo actual.
Por otra parte, los países más pobres son doblemente vulnerables al cambio climático. En efecto, a su exposición a los efectos de eventos extremos, como huracanes, sequías, irregularidad de las cosechas, se agrega la menor disponibilidad de recursos financieros para afrontar las consecuencias económicas y sociales, pese a no tener mayores responsabilidades en los cambios climáticos que se están verificando.