Una propuesta basada en la práctica y con foco en el equilibrio entre la competitividad, las finanzas, la innovación y la gestión de dualidades.
El miércoles 23 de junio se desarrolló un seminario donde diversos especialistas coincidieron en la importancia de la decisión estratégica del Gobierno Nacional y el de Mendoza, para capitalizar la empresa IMPSA.
Durante el desarrollo del mismo, se expresaron los desafíos de ir hacia una política industrial verde, en una economía donde los recursos sean utilizados más eficientemente; elevar la productividad de la economía en el sentido tradicional pero siendo más amigables con el medioambiente.
Participaron el director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, Andrés López; el director de la Maestría en Política y Economía Internacionales, Federico Merke; la directora del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo, Verónica Robert; la directora del Diploma de Posgrado CATES, Patricia Gutti; y el director de Graduados de la Facultad de Ingeniería, Lucas Viñals.
IMPSA, una empresa de tecnología e infraestructura energética con 114 años de vida, emplea de manera directa a 720 personas (un 35% son ingenieros) y genera trabajo a un entramado productivo de más de 100 pymes mendocinas.
La empresa exporta el 85% de su producción, y lleva diseñadas y fabricadas más de 200 turbinas que producen energía en 40 países. Tan solo en Argentina, las turbinas generadoras tienen el potencial de captar unos 2.000 millones de dólares. También produce torres eólicas, puentes grúas, y generadores para la industria nuclear.
El director de la Maestría en Política y Economía Internacionales en la Universidad de San Andrés, Federico Merke, realizó un análisis desde una perspectiva internacional de hacia dónde van las principales tendencias en materia energética, y planteó seis puntos que son desafíos y oportunidades que hacen al contexto global en materia energética. Afirmó: “Estamos en un imperativo climático, que consiste en descarbonizar la economía hacia el 2050, consistentes con las metas de París”, y aseguró que “el mundo debe aumentar la producción y el consumo de energías renovables”.
“El primer punto es un problema de acción colectiva, de desacople y fragmentación. Deberíamos ver cómo identificar mercados, inversores.
El segundo elemento es el conflicto distributivo, sobre todo para los países en desarrollo. El tercer aspecto tiene que ver con el financiamiento. El cuarto es la mayor demanda de materiales críticos: los inversores están viendo con bueno ojos el potencial para el nuevo ciclo de materias primas”, detalló Merke y completó, “el quinto elemento es el impacto ambiental de las energías renovables y el último elemento es la justicia climática. Es clave un gobierno y un sector privado que cumpla con las reglas y explique cuales son los desafíos que hay por delante, así como trabajar con la juventud”.
Por su parte, Andrés López, de la UBA y el Conicet, planteó “la necesidad de ir hacia una economía baja en carbono, que será un imperativo en el comercio exterior. La política industrial es aumentar la productividad en la economía y ayudar a la transformación en la estructura productiva de las economías. En tanto, la política industrial verde es apuntar hacia una economía donde los recursos sean utilizados más eficientemente, y que sea más baja en carbono. Esto apunta a elevar la productividad de la economía en el sentido tradicional pero más amigable con el medioambiente”.
La directora del Centro de Estudios Económicos del Desarrollo de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales y de la Universidad de San Martín, Verónica Robert, ahondó sobre las características particulares de IMPSA como empresa de gran escala, su capacidad productiva a partir principalmente del desarrollo de energías renovables y el reciente proceso de crisis que atravesó. Además, profundizó sobre las características del sector de energías eólicas en el mundo y los campos de conocimiento abordados.
“IMPSA ha acumulado competencias a lo largo de su historia en áreas como el transporte, energía nuclear, combustibles, distribución eléctrica, gestión energética y telecomunicaciones. Pero también vemos que desarrolló bases de conocimiento en nuevos conocimientos estratégicos, como data, analytics, inteligencia artificial, machine learning e inteligencia artificial. Todo esto sumado a su núcleo productivo que es la producción de maquinaria e ingeniería para la energía eólica. En este sentido, es primordial poner en valor estas capacidades adquiridas de la empresa para no perderlas y ahí reside la importancia de la capitalización por parte del Estado”, detalló.
A su turno, el director de Graduados de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cuyo, Lucas Viñals, que además trabajó en IMPSA 9 años, destacó las “capacidades tecnológicas y comerciales” de la empresa, y consideró que la misma cuenta con “la tecnología y las personas capaces para poder desarrollar todo el potencial de la empresa. Impsa es única en Latinoamérica en su especie, y es estratégica e importante”.
Fuente: