El miércoles 24 de abril de 1968, llegaba al top del ranking inglés, un disco simple con un par de temas interpretados por un trompetista cercano a los 70 años. Este músico y hombre de vientos contaba con una dilatada trayectoria, y un vozarrón fenomenal.
Los dos temas de aquel “disco top” hablan de la vida: en el del lado B, nuestro Satchmo, nos invitaba a disfrutar de la música, como así también a no olvidar de festejar y brindar en cada ocasión.
Damos vuelta el vinilo, y nos encontramos con un tema escrito a fines de 1967, con la intención de bajar los decibeles del intenso clima social y belicoso que se vivía en los Estados Unidos de aquel entonces. En este lado A, el gran Louis Armstrong, habla de las pequeñas grandes cosas cotidianas, y nos invita a mejorar el planeta, por nosotros y por los que vendrán.
Si bien este pequeño gran disco simple no fue un éxito en los convulsionados Estados Unidos de aquel entonces, en cambio pegó fuerte en las Islas Británicas, alcanzando el top de ventas a fines de abril de la inolvidable cosecha 1968.
El mensaje no pierde vigencia: en las buenas y (más aún) en las malas: la vida y nuestro mundo son maravillosos. ¿Cantamos?