El director de Gestión Institucional del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina y la importancia de contar con datos confiables.
Desde 2001 hasta la actualidad, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) brinda datos confiables y fundamentados sobre pobreza, desigualdad y marginalidad en la sociedad argentina. ¿Por qué son importantes los indicadores? Desde Ciudad Nueva entrevistamos al licenciado Juan Cruz Hermida, director de Gestión Institucional de este organismo, quien pone en el centro de la escena superadora a políticas inclusivas de acceso a la educación y al trabajo para todos.
–¿Cómo funciona el Observatorio de la Deuda Social Argentina?
–El ODSA fue pensado como un centro de investigación, de extensión y formación de recursos humanos dentro de la UCA. El origen está en 2001, cuando se empieza a estudiar la deuda social argentina como un tema propuesto por los obispos en su momento y que se convierte en una propuesta concreta a partir de 2014. Las acciones del Observatorio están enmarcadas dentro de un programa formado por proyectos y actividades de investigación que cuenta con el financiamiento y aportes más allá de los generados por la propia universidad, por el FONCyT (Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica), el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), organismos de gobierno, empresas y fundaciones privadas. El equipo está formado por investigadores y becarios de distintas disciplinas, con el propósito de tener una visión integral de la problemática social. Tiene como objetivo central estudiar, evaluar y también monitorear el estado del desarrollo humano a partir de parámetros normativos de aceptación internacional constituyendo así si se cumplen o no las normas sobre una medida de deuda social. Los estudios generados en el Observatorio pretenden poner en agenda y ayudar a la toma de conciencia de las clases dirigentes de todos los niveles y también de la opinión pública sobre los alcances de los problemas de la pobreza, la marginalidad, la desintegración social y la desigualdad en la Argentina, viendo cuáles son sus causas y las distintas o posibles alternativas sobre intervención para darle un cauce positivo a estas problemáticas.
–¿Por qué es importante la medición de un organismo por fuera de los valores que arroja el Estado?
–A partir de los relevamientos anuales, el Observatorio, que realiza encuestas una vez por año en los grandes centros urbanos de Argentina de más de 80.000 habitantes, genera una serie de datos propios, confiables, inéditos, que tienen un reconocimiento académico que permiten crear y diseñar indicadores que dan cuenta de la deuda social argentina vigente. Entendiendo que en la actualidad, con un Instituto de Estadísticas y Censo (INDEC) que está relevando información creíble, la información del Observatorio es complementaria a esta información del INDEC, y también está la ventaja del Observatorio de poder medir en el tiempo los mismos indicadores, por eso consideramos que es importante continuar las mediciones del Observatorio a partir de que existe un INDEC en el estado actual.
–¿Cuáles son los aspectos más preocupantes de los niveles de pobreza en la Argentina? ¿Cuáles cree que son las razones de la existencia de una pobreza estructural en la Argentina?
–En el Observatorio venimos trabajando distintos indicadores que podemos colocar en siete dimensiones: la seguridad alimentaria, la vivienda digna, la cobertura de salud, el servicio básico con conexión a agua corriente, los recursos y accesos educativos, la afiliación al sistema de seguridad social y el acceso a la información de la población. Los indicadores utilizados para medir el acceso a los derechos sociales nos permiten conocer cuál es la pobreza estructural en la Argentina. La pobreza estructural es la que se mantiene a pesar de los cambios económicos que van fluctuando en los ciclos económicos de Argentina. Hay distintas metodologías para medirla, para lo cual se tienen en cuenta distintas dimensiones de la pobreza. Creemos que medirla por ingreso es necesario pero es algo insuficiente. En ese sentido, velamos por la importancia de la necesidad de debatir por una definición de pobreza en sus diferentes dimensiones, para lo cual el Observatorio hace su aporte con sus distintas mediciones anuales.
–La pobreza exige acciones de alcance inmediato para contrarrestar el presente y políticas a largo plazo para solucionar el problema de fondo… ¿cómo hacer para encontrar el equilibrio y una continuidad en las políticas públicas? En la Argentina ya son varias las generaciones que desconocen el valor del trabajo, ¿cómo se sale de una problemática que parece enquistada?
–Este año el Observatorio está iniciando una publicación de trabajos de investigación, de documentos estadísticos e informes especiales que buscan ampliar los estudios de desarrollo humano, social y ambiental, desde un enfoque de derechos que es la propuesta que viene manteniendo el ODSA. Estos estudios estarán dentro de la serie “Agenda para la Equidad” y de esta manera queremos acompañar la agenda propuesta por Naciones Unidas con los objetivos de desarrollo del milenio.
En cuanto a la salida de la situación de pobreza estructural en sentido amplio, de la pobreza multidimensional, consideramos importante desde que asumió el nuevo Gobierno y particularmente con los desajustes económicos de los últimos meses, la inflación que no se logra controlar, la falta de inversiones privadas, el aumento en los servicios que afecta directamente a las clases más postergadas, y cada vez más a la clase media, es necesario generar un espacio de encuentro y acuerdo de políticas de Estado sobre algunos temas muy sencillos pero que afligen de manera importante a un alto número de argentinos, que ven cada vez más vulnerados sus derechos. Este gran acuerdo en el que deben participar la dirigencia política, la empresarial, sindical y los representantes de organizaciones sociales. Sin duda esta última pata debe acompañar este proceso, se tiene que poner un norte a la Argentina de acá a 20 años, en la que entre todos se puedan acordar las bases para generar un modelo de producción moderno que permita capacitar y preparar a las personas para las necesidades laborales actuales y futuras. Sobre todo futuras, que aún desconocemos cómo serán esas nuevas formas de trabajo. Para esto también se requerirá de acordar, implementar un sistema educativo no solamente que incluya a todos los niños y jóvenes sino que sea de calidad, para permitir a las nuevas generaciones nutrirse de habilidades blandas que las capaciten, justamente, para ese trabajo de futuro.
Nota: La entrevista fue publicada en la edición Nº 599 de la revista Ciudad Nueva.