
Las cifras oficiales hablan de 200 mil personas, aunque otras voces refieren a 350 mil, que coparon las calles de la ciudad de Buenos Aires reclamando el empoderamiento de la mujer.
Fue la marcha más numerosa de la que se tenga recuerdo en esta fecha especial del 8 de marzo en la que se invita a la reflexión sobre los derechos de la mujer y su empoderamiento dentro de todos los ámbitos de la sociedad.
No deja de ser valioso y destacable el acompañamiento en esta lucha de miles de hombres que reconocen que la cultura machista ya no tiene lugar en estos tiempos en los que se pelea por la igualdad, en cuanto a dignidad y oportunidades, entre hombres y mujeres.
Erradicar los femicidios y la violencia de género estuvieron presentes entre los principales objetivos de la manifestación, como así también la igualdad de oportunidades laborales y, además, un fuerte reclamo a favor del aborto legal, un tema que ya está en el debate social y que próximamente comenzará a tratarse en el Congreso. Es clave que puedan escucharse todas las voces y que pueda dialogarse en profundidad sobre una temática muy sensible para la humanidad.
Tras una fecha tan importante para la reflexión, qué mejor que escuchar a una mujer profesional y comprometida con las causas que nos invitan a construir una sociedad mejor, como es Virginia Bonard, periodista y colaboradora de Ciudad Nueva: “Estamos en tiempos de nuevos empoderamientos: los empoderamientos de los “débiles”. Pero… ¿quiénes son los débiles? Los discapacitados, los esclavos laborales, los desplazados/refugiados/migrantes de sus países de origen, las mujeres. Sí. Somos también nosotras parte de ese equipo de “débiles” que poco a poco va haciendo escuchar su voz, sus preocupaciones, sus expresiones de alegría y dolor, sus anhelos personales, comunitarios y sociales. Cada vez más contemplamos con mirada menos sesgada a un discapacitado que nos atiende en un negocio de venta al público, a migrantes en nuestra Argentina de hoy llegados de países de los que no sabemos absolutamente nada como Senegal, y a mujeres que eligen en un fifty-fifty con su pareja vivir su vida sentimental, la crianza de los hijos, su actividad laboral, sus estudios y tiempo de ocio. Debo admitir que algunas cuestiones son llevadas a tal extremo que, en nombre de las reivindicaciones para unos estamos llenando de odio a otros. La búsqueda del equilibrio en la convivencia en todo plano entre mujeres y hombres nos lleva a pendular causando vértigo en algunas ocasiones y, sin embargo y a pesar de ese vértigo, siento que es bueno que todos en este mundo podamos expresar lo que sentimos, elegimos y queremos para nuestras vidas sin censuras, teniendo siempre a mano el respeto y el buen gusto como herramientas complementarias de nuestras luchas cotidianas”.