Surgida hace diez años en Anisacate (Córdoba), la red permite la compra directa a productores agrícolas que usan sistemas orgánicos, más sanos para la salud.
Hace aproximadamente 10 años, en el pequeño pueblo de Anisacate (provincia de Córdoba), dos familias se pusieron de acuerdo para compartir sus compras de alimentos. De a poco se sumaron más familias, y se fue consolidando una actividad de compras comunitarias que comenzó a denominarse simplemente “La compra”. Los pedidos realizados en forma conjunta apuntaron en especial a los productos agroecológicos, sin agroquímicos ni aditivos artificiales. Para conseguir mejores precios y para conocer más los cultivos y procesos, se visitaban a los productores agrícolas que siguen este sistema que, de este modo, podía crecer.
Con el tiempo la “La compra” pasó a llamarse “Orgánicos Sí o Sí”, se fueron sumando grupos de familias de otros pueblos y ciudades (44 en total) llegando este año a una red de 500 familias que realiza dos grandes compras por año, en otoño y en primavera. Se accede así a alimentos más sanos en conexión directa con más de 80 productores orgánicos de las provincias de Córdoba, Mendoza, Santa Fe, San Luis, y otras más.
Un mes antes de cada compra, cada productor recibe el detalle de lo encargado por cada pueblo y arma los pedidos. Un factor clave, ante los embates de la inflación, es que en los días previos a la entrega se congelan los precios, se llevan todas las mercaderías hasta un gran galpón elegido para la ocasión. Cada pueblo organizado se dirige al lugar, y se efectiviza la distribución de manera colaborativa, autocontrolada y solidaria. En el lugar se celebra además una ceremonia de agradecimiento, se arma una feria abierta y se intercambian técnicas, novedades, abrazos, alegrías, proyectos.
La iniciativa contempla varios aspectos, desde el desarrollo de un comercio más justo, a un consumo más responsable y el desarrollo de una agricultura de productos orgánicos, que no son dañinos para la salud y producidos con respeto a la naturaleza, siguiendo el valor de la cooperación y la solidaridad. Los promotores de la red destacan el clima de confianza y de cooperación en la organización de las ventas y los viajes desde las diferentes localidades. El crecimiento de la red, asimismo, ha facilitado la ampliación de la producción a una mayor variedad de productos orgánicos, como las lentejas, que antes no era fácil conseguir.
Gracias al apoyo de la red, productos que no son 100 por ciento orgánicos en todo su proceso, se están encaminando hacia este objetivo. Hay productores de fideos que, por ejemplo, con el tiempo han pasado del uso de la harina común a la harina orgánica que, incluso, no era fácil conseguir algunos años atrás. Actualmente ya hay varios lugares de la Argentina donde se cultiva trigo agroecológico y hay molinos dedicados a eso. De los 85 productores actuales, algunos son grandes ejemplos históricos, como Campo Claro (provincia de Buenos Aires) o Naturaleza Viva (provincia de Santa Fe), otros consolidados en los últimos años como El Peregrino, Germen de Vida, Familia Cecchin, y otros recién empezando.
No sólo hay compras que se llevan a cabo siguiendo los criterios de la red, sino que también hay productores de otras regiones del país que intercambian sus productos. Desde la provincia de Santa Fe hay familias que traen paltas, mamones, mangos, nueces, caqui, plantines de árboles de palta, maracuyá y otras frutas casi tropicales que no se pueden cultivar en la provincia de Córdoba.
La red se va ampliando, no sólo a consumidores sino también a productores con mutuos beneficios para compras más responsables y productos más sanos que de este modo encuentran un mercado más amplio y más justo, sin las intermediaciones que imponen bajos precios para, por ejemplo, los agricultores. No es difícil entrever en esta gran red, varias redes más. En el caso de la yerba mate Las Tunas, producida por una cooperativa en la provincia de Misiones, la iniciativa ha involucrado a 30 familias las que producen una módica cantidad y luego se unen para envasar y enviar su producto. Los organizadores destacan el esfuerzo de una familia de Pampa de Pocho, Córdoba, que ha reaccionado a la “sojización” de su paraje con la siembra de árboles, limpiando la tierra, dejando volver el monte y cuidando las vertientes de agua.
Fuente: Ecoportal