La oposición propone, en cambio, nuevas elecciones presidenciales ya que las legislativas se realizaron de modo legítimo.
Fiel a su estrategia de ganar permanentemente tiempo, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro propuso anticipar las elecciones de la Asamblea Nacional (el congreso unicameral venezolano). La propuesta se presenta como una apertura al diálogo con la oposición, en medio de una crisis institucional, económica y social de enormes dimensiones, pero no lo es.
La Asamblea Nacional es la única institución legítima que no responde a los dictados del chavismo. Se conformó en 2016 con una mayoría opositora, la última vez que el Gobierno no amañó las elecciones, reportando una sonora derrota. No pudiendo contrastar el hecho de haber perdido elecciones regulares, Maduro convocó a un proceso para una nueva constitución con la elección de una Asamblea Constituyente. Una decisión que contrastaba con el haber considerado “perfecta” la actual Carta Magna, adoptada en tiempos del fallecido presidente Hugo Chávez. El real objetivo fue el de obstaculizar la participación de la oposición a las elecciones de la Constituyente, hecho que determinó el abandono de la iniciativa electoral de los grupos opositores, con el resultado de un organismo enteramente integrado por la oposición. El paso sucesivo fue de declarar en desacato al Legislativo, con una resolución del Poder Judicial sumamente cuestionable, para luego asignar a la Constituyente el rol de la legítima Asamblea Nacional.
La “oferta” de Maduro, por tanto, no va al encuentro de las propuestas de la oposición que también reclama por las irregularidades y arbitrariedades cometidas por la Justicia Electoral favoreciendo al chavismo en las últimas elecciones presidenciales. También éstas últimas fueron desertadas por la gran mayoría de los líderes de la oposición, por considerarlas amañadas.
En los últimos días ha habido contactos del chavismo con la oposición en Noruega, cuyo gobierno está tratando de mediar en la crisis. El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó insiste en que Maduro debe dar un paso al costado, se deben convocar nuevas elecciones presidenciales, con observadores y monitoreo de organismos internacionales, a las que participen todos los grupos políticos venezolanos.