Para la cultura incaica comienza el año 5525. Desde el norte argentino, al altiplano boliviano, a las regiones ecuatorianas, pasando por los centros de culto peruanos, se vive intensamente este evento.
De un lado y del otro de la cordillera de los Andes, los pueblos originarios han comenzado a realizar las celebraciones del solsticio de invierno. En Bolivia se celebrará el Willkakuti, conocido como “el retorno del sol”, al tiempo que en otros lugares se celebrará el Inti Raymi, ceremonia religiosa andina que rinde tributo al sol. Numerosos municipios y ciudades se preparan para albergar las jornadas de festejo que atraen cada vez más participantes, entre ellos turistas interesados en conocer más de cerca la religiosidad de los pueblos andinos y amazónicos.
El solsticio de invierno marca el comienzo de un nuevo ciclo comenzará en América Latina, el Año Nuevo Andino Amazónico 5525 (Willkakuti).
Por primera vez, el presidente de Bolivia, Evo Morales, recibirá en Orinoca, en el altiplano boliviano, su pueblo natal, el Año Nuevo. La celebración del ‘Willkakuti’ o ‘Retorno del Sol’ se caracteriza por los rituales ancestrales que realizan los sacerdotes indígenas en la madrugada del 21 de junio, con ofrendas a la Pachamama, danzas y música autóctona. La fiesta será celebrada en el país vecino en más de 200 sitios considerados sagrados por las naciones indígenas originarias campesinas del país.
En Cusco (Perú) está todo listo para la realización del Inti Raymi. La Fiesta del Sol se realizará en la explanada del Sacsayhuamán este sábado 24 de junio. Se realizará una escenificación del evento, con la participación de cientos de artistas, al tiempo que el evento se podrá seguir desde los cerros aledaños.
El Shincal de Quimivil es uno de los sitios incas más importantes del Noroeste argentino. Se caracteriza por ser un emplazamiento de factura netamente inca, cuyo patrón arquitectónico replica a su capital, Cusco. Este destacado patrimonio cultural se encuentra localizado a 5 km del actual pueblo de Londres, ubicado en la serranía homónima entre los ríos Quimivil y el Hondo a 1.356 metros de altura, a la vera de la ruta nacional N° 40, en el departamento de Belén, provincia de Catamarca.
Allí se realizará el Inti Raymi, la fiesta más importante del año litúrgico, en coincidencia del solsticio de invierno, entre el 21 y el 24 de junio, que reunía a los principales curacas de todos los rincones del imperio Inca y exigía por parte de la población tres días de ayuno durante los cuales no se prendía fuego en la ciudad; incluía una vigilia en la plaza o aukaypata, donde el Inca y sus parientes más cercanos esperaban de rodillas y descalzos el amanecer, ofreciendo regalos al Sol, reverenciándolo con los brazos abiertos y lanzando besos al aire. Se entonaban cánticos rituales, junto con ofrendas de líquido ‘chicha’. Terminaba con ceremonias privadas a la imagen del Sol o ‘Punchao’ en el Coricancha, donde además del sacrificio de llamas, se encendía el ‘fuego nuevo’, sobre una mata de algodón, que debía permanecer encendida hasta el próximo Inti Raymi”.
En el pueblo de Natabuela, de la provincia de Imbabura (Ecuador), el grupo indígena que da nombre a la localidad, también realizó sus rituales de agradecimiento a la Pacha Mama zapateando al ritmo de bandolín, churos y guitarras. Los pueblos milenarios asentados en Imbabura iniciaron así la fiesta del Inti Raymi (fiesta del sol), el pasado fin de semana.
El evento reunió a unos 5.000 danzantes de las comunidades de los seis cantones de la provincia. Las delegaciones danzaron alegremente, entonando canciones, compuestas por imaginativas coplas. Realizaron la entrega de los tradicionales medianos (papas, cuy, gallina), la rama de gallos, castillos adornados de pan y frutas. Allí continuaron danzando hasta la noche del domingo.
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Los pueblos originarios son los verdaderos dueños de estas tierras. Claro está que los
Aztecas descienden de los mayas, Los incas crearon un verdadero imperio y cuando viajé allí en febrero de 1984, todo argentino era tratado como gringo porque los argentinos descendemos de los barcos. Pero ha pasado tanto tiempo ya. En Bolivia vi cosas terribles como que los milicos de turno practicaban tiro al blanco en los totem de la cultura en Wina Waina, Creo que un presidente como Evo Morales honra a su cultura y a su gente. No se trata de populismo sino de entender la verdadera idiosincracia de los pueblos. En Machu Pichu donde llegué caminando por las vías del ferrrocarril hasta Aguas Calientes y luego ascendí a las ruinas propiamente dichas luego de pasar una temporadita en el hospital de La Paz porque mi cuerpo no está preparado para recidir en esas alturas. Un médico me dió oxígeno y carnígeno que son unas gotitas para el corazón. Creo que todo habría sido distinto si yo en vez de andar a mis veintisiete años correteando y fumando y haciéndome la piola hubiera masticado hojas de coca. Pero estaba demasiado enojada con los bolivianos porque al subir al tren desde Villa Son a La Paz me robaron la cartera con los documentos, el pasaporte, una porción de torta de bodas, la cámara fotográfica. Mi entonces Marido Jorge Raúl Sevilla me consolaba pero cuando en el camino de bajada de Wina Waina (creo) yo iba alegremente por delante hasta que ¡estirada en el camino! estaba una serpiente negra enorme. Le tengo fobia a las serpientes y sólo le pedí a mi marido salir de allí de modo que con mucho cargamento (El había comprado toda la colección de discos de folkore que encontró porque en La Paz nos habíamos hecho amigos de un grupo de jóvenes de la Universidad y el es coleccionista de música. Bien no me aparto del tema que de aquel sicólogo con el que me casé sólo por civil. y me divorcié enseguida. Ahora creo que en parte he superado mi fobia porque cuando hice quinta en el Instituto 348 de Coronel Suárez al carpir el suelo con la pala había vivoritas ciegas negras a las que maté a palazo limpio. Cultivé calabazas. Es lo único que me acuerdo. También me acuero de Tobías un chico de
Coronel Pringles al que en mi ira o locura le tiré una calabaza. Pero bueno todo esto pasa por mi mente muy rápido. Toda mi vida fui agnóstica lo que no me impide creer que el Papa Francisco ex Cardenal Jorge Bergoglio es una gran persona y lucha por la paz mundial. Porque vivimos en un mundo convulsionado y cada día debemos pedir por los que menos tienen. Me encanta que el papa visite a presos porque bien se sabe que todos cometemos errores en la vida y sólo Dios o el Universo tienen la facultad de perdonar a los más sufrientes de este mundo globalizado en un capitalismo salvaje que no da tregua.