La cúpula del Ejército se dice lista para intervenir, ante la pasividad del Gobierno de Temer. El Supremo Tribunal decide hoy si Lula va o no a prisión.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) deberá decidir hoy si el ex presidente de Brasil, Inacio Lula da Silva, debe o no ir a prisión. El ex mandatario ha sido condenado a 12 años por delito de corrupción en segunda instancia y la disputa jurídica es entre los que sostienen que el condenado debe comenzar a cumplir la pena en espera del fallo de instancia superior al que ha apelado y los que, debido a esa apelación, consideran que lo exime de ser encarcelado. En estos días, unos 5 mil entre jueces y fiscales han presentado un manifiesto a favor de la encarcelación. Otro escrito, firmado por 3.200 abogados, sostiene lo contrario y considera que Lula no debe ir preso.
Este tema está dividiendo la política brasileña y está ingresando en el debate electoral. Los movimientos de derecha han convocado en la noche de ayer a sus militantes para manifestarse a favor de la encarcelación. El lema de la marcha, que se realizaron en unas 50 ciudades del país, fue: “Si tu no vas, él va a volver”. Eso revela que el debate en torno a la cuestión procesal tiene su costado electoral: Lula es el candidato a las presidenciales que mejor se perfila en los sondeos.
Los sondeos indican que hay tres bloques de opiniones al respecto que tienen la misma consistencia: los partidarios de Lula que consideran un golpe su encarcelación, los que lo quieren ver preso y consideran antidemocrático que quede libre, y un grupo intermedio que transita una zona gris. La presión sobre los 11 jueces del STF no podría ser mayor. Y en estos días se ha acentuado evocando el peor de los fantasmas, el de la intervención golpista de las Fuerzas Armadas. El comandante en jefe del Ejército ha lanzado un mensaje en el que repudia la impunidad y aseguraba estar listo para proteger las instituciones. Sin que hubiera una intervención del Ejecutivo otros tres generales adhirieron al mensaje en tono exaltado, y un cuarto –esta vez de la reserva– se refirió al deber de las Fuerzas Armadas de “restaurar el orden”. Los típicos argumentos esgrimidos por los militares en las intervenciones golpistas del pasado. Se advierte que algo pasa en la cúpula militar de Brasil, en medio de la pasividad del presidente Michel Temer, que comulga con la centroderecha y no ha reaccionado ante declaraciones de altos oficiales retirados que mencionan la posibilidad de intervenciones y con pronunciamientos a favor de sectores conservadores, como el del Jair Bolsonaro, un ultraderechista evangélico que hace apología de la dictadura, y que es el segundo con mejor perfil en los sondeos en vista de las elecciones presidenciales de octubre.
La entrada en escena del Ejército ha sido la coronación a una campaña de presiones dirigida en los últimos días contra el STF, por detractores y partidarios de Lula, para intentar condicionar el fallo que debería emitirse hoy.
La presidenta del STF ha emitido un mensaje grabado en video invitando a la calma. Pero está claro que mucho dependerá de cómo será recibido el pronunciamiento del máximo órgano de justicia de Brasil.