JMJ Panamá: los jóvenes en el presente de la Iglesia

JMJ Panamá: los jóvenes en el presente de la Iglesia

El co-presidente del Movimiento de los Focolares, Jesús Morán, dialogó con un grupo de jóvenes en Panamá, luego de la Jornada Mundial, y los ayudó a comprender cada palabra del Papa Francisco.

Español, filósofo y teólogo, y conocedor de la realidad de América latina gracias a sus más de 10 años siendo responsable de las comunidades de los Focolares en Chile, Bolivia, México y Cuba, Jesús Morán entiende con precisión lo que llama “la americanización” que hizo el Papa Francisco, en su mensaje a los jóvenes, de todos sus documentos escritos a lo largo del pontificado.

Haber podido presenciar su tercera Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), antes estuvo en Buenos Aires 1987 y en Santiago de Compostela 1989, “ha sido una gracia. Es un regalo porque todos dicen que para ser jóvenes hay que estar con los jóvenes. Estar significa caminar con ellos como en estos días. Así, codo a codo con los jóvenes es lo que te hace joven. Y es la experiencia del Papa en estos días”.

“Lo esencial de estos días ­–le ha dicho Morán a los jóvenes– fue que el Papa ha sintetizado en su mensaje a los jóvenes las grandes líneas de su pontificado. Ha americanizado todo lo que ha hecho y escrito estos años. Y de manera particular ha recogido lo que él mismo redactó en el documento de Aparecida. Y lo hizo por partes sin olvidar nada”.

En ese sentido, el Co-presidente de los Focolares, refirió que “América vuelve a ser una iglesia fuente y no una iglesia reflejo. Durante mucho tiempo, desde la colonia, la iglesia fuente era la europea y eso se reflejaba aquí. Pero después del Concilio Vaticano II las cosas cambiaron. Este continente recibió las ideas del Concilio como ningún otro continente y se convirtió en una iglesia fuente para todas las demás. En estos días todo el mundo ha mirado aquí”.

Al destacar la referencia a todos los documentos escritos por Francisco, Morán aseguró que, “más allá que no los haya mencionado, el Papa ha extraído de su propio pensamiento y experiencia personal algo que es fundamental y que lo ha repetido una cantidad de veces, que es lo que yo llamaría una antropología de lo concreto, es decir una visión del hombre concreto, que tiene rostro indígena, afro, que tiene rostro negro, mestizo, esa es la antropología. En el fondo la antropología de lo concreto tiene su fundamento en la encarnación del verbo, porque Dios se ha hecho hombre a través de Jesucristo. Era un hombre concreto. No tenemos un Dios que es una idea sino que es un Dios concreto. Por eso es que ha sido tan importante María en esta JMJ, porque sin María no habría habido encarnación del Verbo. María es el ejemplo sublime de la concreción de Dios. Por lo tanto un cristianismo concreto tiene que pasar por María. María encarna esta concreción del amor de Dios, un amor de Dios que privilegia al pobre, al indígena, al inmigrante, al afro. El hombre concreto es la pasión de Dios”.

“Por eso la referencia del Papa a los santos, porque son la expresión más fascinante de esta pasión de Dios. Los santos son personas concretas que han hecho propuestas para ir al encuentro del hombre concreto, del hombre que sufre. Y es por eso que el Papa ha tenido esa felicísima expresión de ‘María como influencer de Dios’. No hay evento más influyente en la historia de la humanidad que la encarnación del Verbo, el Sí de María”, explicó el co-presidente de los Focolares.

Los problemas de hoy

“Son muchos los males que atenazan hoy al cristianismo: el poder, la opresión de los más desprotegidos, la cultura del consumismo, el abandono de las culturas originarias, la pérdida de la memoria, la postración de los ancianos, la discriminación de las mujeres, y todos estos problemas tenemos que afrontarlos encarnando el cristianismo. Y en esta etapa de nueva encarnación del cristianismo los jóvenes juegan un rol fundamental”, alentó Morán y continuó: “Los jóvenes juegan un rol fundamental porque el presente y el futuro les pertenece a los jóvenes y porque representan el sector más débil de la sociedad, más expuesto a la manipulación. Ustedes tienen que ser conscientes que pueden, no miren su fragilidad, no miren sus imperfecciones, contradicciones, no sucumban a la falta de oportunidades, a la manipulación de los poderes fácticos, aquellos de las grandes corrientes financieras que mueven al mundo”.

“El Papa no ha dicho que la Iglesia necesita de los jóvenes sino que la Iglesia debe ser joven, que es distinto. La Iglesia desde adentro tiene que ser joven, no tiene que tener a los jóvenes al lado sino rejuvenecerse con su presencia incisiva, incómoda”, remarcó Morán.

El rol de María

Jesús Morán describió como “una obra de arte” el Vía Crucis que se realizó en la JMJ, donde en cada estación se iluminaba un rostro de Jesús Abandonado y en ellos aparecían siempre diversas advocaciones marianas de América latina. “Esto quiere decir que Cristo quiere ser consolado –explicó–. La compasión es una palabra un poco olvidada, Cristo quiere ser consolado en la opresión y en la falta de unidad, en la persecución, en la marginación de los indígenas, en la naturaleza maltratada, en los inmigrantes, en la indigencia, en la falta de solidaridad, en la falta de respeto de DDHH, en la corrupción, en el narcoterrorismo, en los asesinatos, en las tumbas del aborto, en los abusos de todo tipo. En todo esto María dice ‘no’. Si el Papa puso al lado de cada estación una advocación Mariana, es porque María tiene la respuesta. María no es una devoción. María es la que no se resigna ante el dolor, es la que transforma todo en las sociedades. Tenemos que afrontar todos estos males con el estilo de María. Un estilo que no busca confrontaciones inútiles pero que no se queda con los brazos cruzados. María –ha dicho el Papa– tiene la virtud de encarnar echando raíces y por lo tanto no solo con proclamas que dejan las cosas como están, sino que arriesga, se la juega con su sí.”

Dios no quiere lo perfecto

Poniéndose en el lugar de los jóvenes de hoy, Jesús Morán dijo: “Nosotros no somos perfectos ni capaces de partida para todo esto. Pero Dios no quiere lo perfecto, hay que dar la bienvenida a lo no perfecto, que son todos los jóvenes que tenemos a nuestro alrededor. Solo lo que se ama puede ser salvado. Dios ama lo imperfecto porque quiere salvarlo”.

Y resaltó las palabras del Papa: “Él dice a los jóvenes que a través y con tus imperfecciones, con tus contradicciones, Dios te llama a construir una historia de amor. Así como tú eres. Y cada cual tiene que responder desde lo profundo de su corazón. Solo de esta manera podremos afrontar los cuatro ‘sin’ a los que se refirió Francisco: Sin trabajo, sin familia, sin educación, sin comunidad. Son cuatro ‘sin’ que desarraigan y desmadran. Esto significa no tener madre. No tiene raíz, no tiene origen, no tiene madre”.

“Los grandes santos –prosiguió– supieron elaborar respuestas concretas a estos cuatro “sin”. Por eso es que en esta JMJ ha habido un llamado profundo a la santidad. Para el Papa ser santo significa ser un influencer de Dios al estilo de María. No ser perfecto, no estar lleno de virtudes, ser un influencer, alguien que cambia las cosas, al estilo de María”.

¿Cuándo empezar?

“Ahora”, expresó Morán con determinación,  “porque Dios es el Dios del ahora. El tiempo de Dios es el presente. Porque su amor es concreto. Si uno está anclado en el pasado o en el futuro, no es concreto. Los jóvenes –dijo el Papa– son el presente de Dios. Por lo tanto ‘no a la cultura del mientras tanto’, porque en el ‘mientras tanto’ se te va la vida entera. Pero todo esto los jóvenes no lo pueden lograr solos. Por eso el Papa ha tenido palabras particulares acerca de la familia, de la comunidad. Las raíces nuestras están en una comunidad”.

A modo de síntesis

Jesús Morán, para concluir, destacó tres puntos esenciales de la JMJ: “Monseñor Romero, María y los jóvenes. Los tres pilares que uno lleva al otro. La Iglesia vive un momento difícil, sobre todo por lo que debe reconocer como pecados dentro de sí misma, pero también los mimos ataques que el Papa refiere dentro de la Iglesia, el descrédito, la secularización. La Iglesia tiene que partir de los jóvenes, tiene que ser joven. La iglesia adulta está desacreditada, también injustamente, pero lo está. Entonces son ustedes el rostro de la Iglesia desde el cual la Iglesia tiene que caminar. El ejemplo es María. Y un ejemplo concreto para América latina es Monseñor Romero, porque el lema de Romero era ‘sentir con la Iglesia’. El Papa ha dicho que se necesita una Iglesia joven, que sea capaz de encarnar el Evangelio como lo hizo Monseñor Romero, transformando la sociedad con el sí de María. Estos son los tres principios fundamentales para entender esta JMJ”.

E invitó a una profunda interpelación. “Los jóvenes son el ahora de la Iglesia, a imagen de María y de Monseñor Romero. No es una casualidad que Monseñor Romero haya sido canonizado durante el Sínodo de los jóvenes. ¿Cómo respondo yo a este llamado? ¿Qué camino tengo que emprender? ¿Qué decisiones tengo que tomar? ¿Qué forma concreta va a tomar mi sí? ¿Cómo soy yo ‘el ahora de la Iglesia’?

  1. Y cual debería ser el rol de los jovenes en Venezuela, donde son asesinados todos los dias por el regimen de Maduro?

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