En el libro Work: A History of How We Spend Our Time (Trabajo: Una historia de cómo empleamos el tiempo), el antropólogo James Suzman se remonta a la revolución agrícola, y al cambio de mentalidad al que se vieron expuestos nuestros antepasados.
Para analizar el fenómeno, Suzman se basó en un trabajo de décadas que realizó estudiando a los bosquimanos del sur de África, ya que hasta la segunda mitad del siglo XX, todavía cazaban y recolectaban como sus antepasados unos 200.000 años antes. Al yuxtaponer esta comunidad de recolectores anómala, donde los miembros trabajaban sólo 15 horas a la semana, con las sociedades agrícolas que siguieron, el autor destaca algunos cambios que dieron paso a las ideas que ahora definen el trabajo moderno.
No es solo que nos obsesionamos con la productividad, sino que cambiamos fundamentalmente nuestra relación con elementos esenciales como el tiempo, la historia, la tierra y entre nosotros. Durante una pandemia, cuando todos nos hemos visto obligados a reconsiderar los datos de nuestra cultura enloquecida por el trabajo, y a tener en cuenta la desigualdad económica y la degradación ambiental que ha provocado. El libro, no solo muestra cómo era la vida antes: esboza ideas acerca de lo que podría suceder.
Antes de los agricultores, los cazadores-recolectores tenían un trabajo que, en cierto sentido, los alimentaba. La gente encontraba el trabajo muy satisfactorio. Pero, de repente, la jornada laboral se extendió enormemente porque la gente era rehén de toda una serie de nuevos riesgos. La amenaza de escasez se convirtió en algo real, y el trabajo se convirtió en algo virtuoso que lo abarcaba todo. “La pereza es mala, el trabajo es bueno”.
Tan pronto como la sociedad de aquellos lejanos tiempos fue absorbida por la agricultura, empezo a depender de una familia de cultivos de alta producción. El trabajo de un agricultor es básicamente tratar de imitar las condiciones ambientales ideales para cualquier cultivo que sea. Este ciclo constante de tratar de imitar el control sobre el entorno. El problema con la agricultura es que hay tantas vulnerabilidades que la gente comenzó a temer la escasez. ¿Cómo minimizar ese riesgo? Acopiando excedentes. En ese punto, las reservas siempre pueden ser mayores. Entonces nunca hay suficiente. Las personas están preparadas para adquirir más dinero del que podrían gastar en toda su vida. Todo se reduce a la psicosis de la escasez.
Para los bosquimanos, en su entorno del desierto del Kalahari flora y fauna, escasa por cierto, les alcanzaba. Podían cazar una gran cantidad de cosas y comprender dónde estaban, por qué estaban allí. Lo hacían de un modo simple: lo vivían y lo experimentaban a diario. Con este grado de desapego, no experimentaron el grado de vulnerabilidad/temor que tuvieron las sociedades agrícolas. Cuando se tiende a una escasa diversidad de cultivos, se ponen todos los huevos en la misma canasta. Mientras que si uno depende de 100 plantas silvestres, cada una de las cuales responde de manera ligeramente diferente a circunstancias ambientales ligeramente diferentes, es algo mas probable adaptarse a la dinámica del entorno.
Supongamos que la gente pudiera hacer eso. Si se está en un supermercado, y todo es gratis, entonces, en cierto sentido, todo pierde valor. No tiene ningún valor acumular. No tiene ningún valor intentar controlar el flujo de recursos. Por eso, los bosquimanos eran tan igualitarios. El entorno compartía con ellos, por lo que compartían entre ellos. Era una forma fundamentalmente diferente de interactuar con el mundo que los rodeaba.
No les importaba el pasado, y tampoco pensaban mucho en el futuro. La vida estaba increíblemente centrada en el presente. Era una forma muy diferente de relacionarse con el mundo, e increíblemente refrescante. En términos de cómo describían la historia, estaba el ayer, el anteayer, hace mucho tiempo, y luego estaban los primeros tiempos, que era esta especie de espacio mitológico donde los animales eran personas y las personas eran animales. Realmente no había esta clase de obsesión con el tiempo.
El libro resignifica el tiempo productivo necesario para la subsitencia en estos tiempos marcados por la negación del ocio, origen de la palabra negocio. Suzman aventura que la revolución robótica podría permitirnos resolver el conflicto, fruto de la “escasez de tiempo”.
Fuentes: https://www.revistagq.com/noticias/articulo/productividad-work-james-suzman