Desde el nivel inicial hasta la universidad las clases dejaron de ser presenciales, para ser virtuales y a distancia. Esto sucede en todo el mundo, pero Latinoamérica es una región donde el acceso a Internet reproduce las desigualdades sociales mediante la brecha digital.
El Covid-19 obligó al 95% de los niños y jóvenes de América Latina a suspender su presencia en las aulas según Unicef. Eso trajo de manera forzada la educación virtual a una región en donde el acceso a Internet acentúa las diferencias sociales. En Chile, el 80% de la población tiene acceso a la red frente al 25% de Nicaragua, según Naciones Unidas.
Este fenómeno golpea de manera especial a las zonas alejadas de las urbes, promoviendo el ingenio, como el de Alexander Contreras en El Salvador, quien se viralizó mediante una foto suya donde se lo muestra subido a un árbol para conseguir mejor señal para su teléfono y no perder detalle de sus clases en línea.
Desde Bolivia, uno de los países con la Internet más cara de la región, el periodista y profesor Juan Carlos Salazar augura “que la educación virtual llegó para quedarse”. Para este docente de la Universidad Católica Boliviana hay que apresurarse en la adaptación.
Ese proceso le cuesta a Natalia Rodríguez, productora de cine y televisión en Bogotá, Colombia, quien está viviendo este proceso junto a su hija de 9 años, la madre con teletrabajo y la pequeña con sus clases a distancia.
La educación toma lo mejor de las herramientas disponibles. Siempre es mejorable, pero el aprendizaje, no debe detenerse. Es un signo concreto de vida.
Fuente: France 24