Editorial de la edición Nº 612 del mes de septiembre.
Cada vez que hemos realizado una edición dedicada a los jóvenes, la experiencia se renueva. Como sucede en cada ocasión que se entra en contacto con las nuevas generaciones, uno siente que se revitaliza, que regenera el entusiasmo y recupera la esperanza de un futuro prometedor. El empuje de los jóvenes y sus deseos de un mundo mejor contagian indefectiblemente a quienes pueden haber dejado que se llenen de polvo sus sueños de juventud.
Es la sensación vivida a lo largo de este mes, con cada intercambio telefónico, por Whatsapp, mail o presencial. Conocer sus miradas, inquietudes, temas de interés e historias cargadas de esfuerzo y vida en un andar contracorriente no exento de dificultades ayuda a descubrir ciertos rasgos de heroísmo en este mundo que parece querer arrasar con los ideales más genuinos.
Sin embargo, allí están ellos, firmes. También abiertos a la intervención de adultos que puedan hacer de sostén cuando las tormentas de la posmodernidad pretenden voltear los sanos anhelos de libertad. O bien cuando las respuestas a las preguntas más profundas respecto de la construcción de su propia identidad no son tan claras y necesitan confrontar y dialogar con referentes adultos que puedan ayudarlos a descubrir su sendero de realización.
Es un enriquecimiento mutuo. Los mayores, mientras acompañan desde atrás y en silencio, observan a su vez la valiosa manera de relacionarse de los jóvenes entre sí, que han potenciado la virtud de entender que el camino es la comunidad, la aceptación del diferente, la necesidad de derribar barreras y de creer con convicción que la unidad en la diversidad no solo es posible sino real.
Los jóvenes actúan en todos los ámbitos. Las demandas sociales, la pobreza, la ecología, la Iglesia, el arte, son algunos de los escenarios de acción que destacamos en estas páginas. Y cada experiencia, cada testimonio, irradia la pureza y la energía de quienes se comprometen con el único interés de hacerle la vida un poco más feliz a quien tienen al lado.
Por eso la plena confianza del papa Francisco para convocar a jóvenes emprendedores, economistas y empresarios a un evento histórico y profético, como el encuentro en Asís de marzo del año que viene. El Santo Padre entiende que el gran cambio de paradigma, ante tanta pobreza, desigualdad y desequilibrio en el planeta nacerá de quienes tienen el corazón libre de cualquier tipo de ataduras. Y allí estarán 1500 jóvenes jugados por un mundo mejor.
“Sigan adelante, entonces, sin vacilar. La juventud que poseen no escatima esfuerzos, es generosa; aprovéchenla –exhortaba Chiara Lubich a los jóvenes en el Genfest de 1990–. Sigan adelante los cristianos, que creen en Cristo. Sigan adelante los de otras religiones, sostenidos por los muy nobles principios en los que se basan. Sigan adelante los de otras culturas, que tal vez no conozcan a Dios, pero que sienten en el corazón el deseo de emplear todos sus esfuerzos por el ideal del mundo unido. Todos de la mano, estén seguros: la victoria será de ustedes” · 1
1. Genfest 1990, en La Doctrina espiritual. Buenos Aires: Ciudad Nueva, p. 410.
Editorial de la edición Nº 612 de la revista Ciudad Nueva.
