Al menos nueve de ellos se inmolaron en los atentados, otros fueron detenidos o murieron durante las acciones policiales. Los muertos fueron 253.
La Policía de Sri Lanka afirmó que están detenidos o han sido muertos todos los sospechosos vinculados con los atentados a iglesias y hoteles de lujo perpetrados en el día de Pascua. Las autoridades precisaron que el número de las víctimas mortales, 253, ha sido menor al indicado en un primer momento, debido al estado en que se encontraron los restos humanos luego de las explosiones. Los heridos fueron más de 500.
Una parte de los terroristas pereció en operaciones de las fuerzas de seguridad. “La Policía de Sri Lanka ha podido identificar a todos los sospechosos conectados con los ataques y ha sido capaz de detener a la mayor parte, algunos cometieron suicidio”, dijo el inspector general de la Policía. Sin embargo, no se precisó el número exacto de sospechosos de haber colaborado en la organización de los atentados coordinados del 21 de abril, cometidos por al menos nueve suicidas. Las autoridades responsabilizan a las organizaciones extremistas locales National Thowheed Jamath (NTJ) y Jammiyathul Millathu Ibrahim (JMI) de los ataques, reivindicados además por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
La fuente afirmó que dos expertos en bombas de las fuerzas de seguridad también han muerto durante una serie de operaciones policiales, antes de añadir que las autoridades han encontrado explosivos que podrían haber sido utilizados en futuros ataques. El mando policial destacó que la vida en la isla “ha vuelto a la normalidad, no hay toque de queda, y todos los lugares de culto han vuelto a la normalidad, especialmente los musulmanes”, así como se ha vuelto a la normalidad en las iglesias.
La Conferencia Episcopal nacional canceló hasta nuevo aviso las misas del domingo ante el temor a nuevos ataques, y los musulmanes regresaron el pasado viernes a las mezquitas entre fuertes medidas de seguridad por miedo a represalias.
Los ataques han causado también un daño considerable al sector turístico de Sri Lanka, donde las autoridades han previsto pérdidas millonarias y las asociaciones hoteleras han constatado una caída en la ocupación de casi el 70 por ciento en comparación a mayo de 2018.