Durante una sesión del Senado una ex guerrillera ofreció al ex presidente Álvaro Uribe un gesto que intenta superar la extrema polarización en el país.
Luego de un antipático episodio de intolerancia – el lanzamiento de una bolsa con confites y ratas contra la banca ocupada en el Senado por el ex presidente Álvaro Uribe, notoriamente adverso al proceso de paz con las FARC -, la plenaria del Senado, fue testigo de un gesto inédito que deja esperar en la superación de la polarización, una verdadera plaga para Colombia.
Hubo un encuentro amigable entre Uribe y la senadora Griselda Lobo, conocida en la guerra como Sandra Ramírez, del partido FARC. Durante la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos, Lobo envió un saludo a los defensores de derechos humanos y se refirió a la delicada situación de seguridad que viven estos en varias zonas del país, a pesar de la firma del Acuerdo de Paz. “Con odios no se llega a ninguna parte, la polarización y el fanatismo son malos consejeros, nadie es dueño de la verdad absoluta, la paz es una construcción colectiva”, dijo Lobo. La senadora dio paso a la intervención de Bertha Frías, unas de las víctimas del atentado con bomba al club El Nogal, perpetrado por la entonces guerrilla de las Farc en febrero de 2003, causando la muerte de 36 personas y decenas de heridos.
“Me cayó una pared encima (…) Duré ocho años y medio incapacitada. La pared me partió las vértebras tres, cuatro, cinco y seis; y la siete y la ocho se corrieron. Quedé cuadripléjica, pudiendo mover tres dedos. Tuve que reaprender a moverme. No me podía peinar”, dijo Frías.
De inmediato, la senadora Lobo retomó la palabra e invitó al senador Uribe para que hiciera parte de la reconciliación de la familia colombiana y recibiera una planta que representaba simbólicamente “la paz que hay que construir y regar con agua a diario”. Desde su banca, Uribe respondió que no alberga odios y que, como muestra de eso, ha compartido escenarios en la Comisión Séptima con la senadora de la FARC Victoria Sandino. “Hay respeto personal y franqueza para expresar las tesis. Tenga la certeza de que no hay odios, sino preocupaciones”, dijo, añadiendo: “Pero le rogaría, y se lo digo muy constructivamente, que, así como le digo que esto no es un tema de odios, también le digo: ‘reléveme de estos simbolismos’”.
La respuesta de Lobo ante la negativa de Uribe de recibir la planta también fue sencilla, pero contundente: “Esta es la familia colombiana —dijo sosteniendo la planta en sus manos—. Si el senador no accede a recibirme esta plantita, que nos diga quién nos la recibe”. De inmediato, luego de las palabras de la senadora de la FARC, Uribe se acercó para recibir de manos de la ex guerrillera el obsequio que quería entregarle como símbolo de la reconciliación.