La Paz en Siria es posible

La Paz en Siria es posible

Mientras Caritas Internacional da inicio a una gran campaña de sensibilización, 230 personas de los Focolares se reúnen en Al Btar, Siria, para vivir, la Mariápolis.

Una movilización masiva, una campaña que tiene como fin movilizar el mundo entero. Es el objetivo de #PeacePossibile4Syria, el proyecto lanzado por Caritas Internacional que involucra a todos los países en donde está presente la organización. «No es una campaña contra algo, sino a favor de la paz. A pesar de que denuncia abiertamente la venta de armas», explica Rosette Hechaime, libanesa, coordinadora de Caritas en Medio Oriente. «El Santo Padre siente mucho la situación de Siria y en varias ocasiones, cuando nos hemos encontrado con él, nos ha invitado a levantar la voz para hacer callar las armas. Caritas es una de las entidades más grandes que responde a esta crisis humanitaria, en curso desde hace 5 años. Hemos recogido historias de quien emigra y de quien se queda, para darlas a conocer a través de las redes sociales, para no dejar de creer que la paz en Siria es posible». En la páginahttp://syria.caritas.org/ es posible encontrar todo el material para adherir a la campaña y difundirla poco a poco. «Porque la guerra en Siria ya ha dejado 4,8 millones de refugiados en el extranjero y 6.5 millones han sido desplazados dentro del país. Y lo que es demasiado, es demasiado», continua Rosette.

En su mensaje el Papa Francisco no se cansa de exhortar a todos: «Únanos las fuerzas, a todo nivel, para hacer posible la paz en la amada Siria».

También creen en esto las 230 personas que del 5 al 10 de julio se reunieron en Al Btar (en las montañas del litoral sirio), provenientes de varias partes del país, para vivir la “Mariápolis – la ciudad de María”– «un verdadero don de Dios en medio de tanta violencia». La alegría ha sido común por poder volverse a encontrar después de 5 años, durante los cuales, precisamente por la inestabilidad de la situación, no fue posible verse. El título elegido para esta cita fue “Después de la espera hemos vuelto a ti”. «El programa, que era intenso en la mañana y recreativo en la tarde, ayudó a cada participante, mediante la intervención de sacerdotes y religiosos expertos, a encontrarse consigo mismos, a revisar la relación personal con Dios, cómo vivir la oración y la relación con el otro», escriben desde los Focolares de Damasco y de Alepo.

«Regresamos con el Paraíso dentro para llevarlo allí donde estamos y donde hay todavía tanto infierno», comentó uno de los participantes. «Para quien viene desde fuera es realmente un milagro –cuenta M. Grazia, italiana, quien está desde hace algunos meses en el focolar de Damasco-. Estamos en guerra. Me impresiona la integridad de la gente, no sólo los numerosísimos jóvenes: es gente pacífica que sueña y desea la paz. Tantos han perdido la esperanza, nos preguntamos: ¿Creer en la unidad, no es una utopía? ¿Es una utopía la paz? En cambio, a pesar de todo se sigue creyendo en Dios, pero sientes en tu piel estas preguntas. La Mariápolis ha sido una bocanada de oxígeno en medio de esta realidad, estuvo llena de experiencias fortísimas: a quien le raptaron a su hermano, quien perdió todo de un día para otro, quien no tiene noticias de sus parientes, familias desmembradas, luz y agua a cuentagotas con 40º de temperatura, sin saber cómo será el mañana, se vive en la más absoluta incertidumbre».

Como conclusión, los 230 mandaron un saludo que le dio la vuelta al mundo, conscientes de que no están solos y que forman parte de una gran familia. Con el impulso, como exhortó el Papa en su mensaje, de encarnar esta Palabra de Dios: «Yo conozco el proyecto que tengo sobre ustedes –dice el Señor- un proyecto de paz y no de desventura, para concederles un futuro lleno de esperanza» (Jeremías 29,11)».

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