La naturaleza unida por el Amor

La naturaleza unida por el Amor

Tras las huellas de Chiara

La lectura que les presentamos hoy forma parte del texto del Paraíso ‘49. Lleva el título de “Precedentes” y relata la experiencia que Chiara hizo llegando a Tonadico antes del evento del Pacto. Señalaremos dos características de este extraordinario relato: es un relato místico, pues Dios se revela a Chiara a través de la naturaleza. Es una manifestación que anticipa una centralidad del Paraíso ‘49, la manifestación de Dios Uno y Trino, el Amor relacional de distinción y unidad simultánea y constante entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Chiara “ve” con los ojos del alma ese juego de amor que es unidad y distinción también en la naturaleza. La naturaleza tiene, por así decirlo, una vocación relacional de amor intrínseca que no puede ser violada ni por la mano del hombre ni por la técnica, tiene que ser respetada y custodiada.

En los tiempos actuales y haciendo una relectura del Antiguo Testamento, puede ser que Yahvé no solo pregunte a Caín, es decir, a cada uno de nosotros, ¿dónde está tu hermano?, sino que también nos pregunte: ¿dónde está la naturaleza, lo creado que te confié?

A partir de esta pregunta penetremos en la experiencia mística de Chiara:

(…) tuve la impresión de percibir, quizá debido a una gracia especial de Dios, la presencia de Dios bajo las cosas. Si los pinos aparecían dorados por el sol, si los arroyos caían en cascadas resplandeciendo, si las margaritas y las otras flores y el cielo celebraban la llegada del verano, más fuerte era la visión de un sol presente en todo lo creado. Veía, en cierto modo, creo, a Dios que sostiene y sustenta las cosas (§ 16).

Y Dios bajo las cosas hacía de tal manera que estas no fueran tal como nosotros las vemos; estaban todas unidas entre ellas por el amor, cada una –por decirlo de algún modo– enamorada de la otra. Por lo que, si el arroyuelo desembocaba en el lago era por amor. Si un pino se erigía al lado de otro era por amor (§ 17).

Y la visión de Dios bajo las cosas daba unidad a la creación, era más fuerte que las cosas mismas; la unidad del todo era más fuerte que la distinción de las cosas entre ellas (§ 18)1.

1. Ch. Lubich, en Rondinara, Sergio, “Natura e Sapienza”, Nuova Umanità, 3 (2013) 283-295.

Artículo publicado en la edición Nº 626 de la revista Ciudad Nueva.

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