La Suprema Corte aceptó los testimonios de 77 ex ejecutivos de la empresa Odebrecht que revelaron detalles de la compleja red de corrupción que ha involucrado empresas y políticos.
En Brasil, el caso Petrobras y la investigación sobre corrupción conocida como Lava Jato comenzó un nuevo capítulo. Ayer fueron homologados los de testimonios de ex-ejecutivos de la compañía Odebrecht que pueden afectar las altas esferas del propio Gobierno y a la oposición, además de influir en cruciales elecciones en el Parlamento para la renovación de sus autoridades.
La presidenta de la Suprema Corte (STF) de Brasil, Carmen Lucia Antunes, homologó las delaciones realizadas por 77 ex-ejecutivos de Odebrecht, una de las empresas implicadas en el gigantesco escándalo de corrupción vinculada con la petrolera estatal Petrobras.
La titular de la STF decidió validar estas confesiones tras la muerte del juez instructor del caso, Teori Zavascki, en un accidente aéreo ocurrido el pasado 19 de enero, pero mantuvo el secreto sobre el contenido de las mismas y determinó que solo podrá ser levantado por el magistrado que asuma la instrucción del proceso, que aún no ha sido nombrado.
La validación de las delaciones -pactadas por los acusados con la Justicia a cambio de una reducción de condena- permitirá a la Fiscalía avanzar en las investigaciones de la monumental trama de corrupción de Petrobras, destapada en la operación Lava Jato.
Filtraciones adelantadas a la prensa local acerca de algunas de las delaciones de los ex-ejecutivos de Odebrecht llevan a decenas de políticos, entre ellos varios ministros y gestores del presidente de Brasil, Michel Temer, y sus antecesores, Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva.
Algunas delaciones son muy esperadas. Comenzando por la del ex presidente de Odebrecht, quien conoce a fondo la trama de corrupción por cientos de millones de dólares que ha involucrado a políticos nacionales y de 12 países de América latina y África (según datos revelados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos). La empresa ya ha aceptado pagar una multa de casi 2.200 millones de dólares por su actividad ilegal a la justicia de Estados Unidos, Suiza y Brasil.
Otro arrestado que ha anunciado su delación, es el multimillonario Eike Batista, industrial que llegó a ser el hombre más rico del país y entre los 10 más ricos del mundo. Ayer Batista fue encarcelado no bien desembarcó en Río de Janeiro procedente de New York donde aceptó ponerse a disposición de la justicia.
Las delaciones pueden tener un efecto dominó, salpicando a decenas de líderes políticos y provocando efectos incalculables para el país. Decenas de empresarios y managers no están dispuestos a ser los chivos expiatorios de una extendida red de corrupción. La justicia brasileña ofrece generosos descuentos de las penas a cambio de delatar hechos criminales.
Pese a que ya hay unos 80 entre industriales y líderes políticos condenados o bajo arresto, se está lejos de haber levantado la cortina de silencio con la que se financiaban ilegalmente los partidos o se acumulaban fortunas millonarias en cuentas en el extranjero.
La verdad será dolorosa para Brasil, pero al fin y al cabo, será la oportunidad para cambiar un sistema podrido hasta sus cimientos.
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