Crecí en una época que a la televisión se la llamaba la caja boba, pero de allí siempre pude extraer personas y experiencias maravillosas.
Así conocí Las aventuras del Robin Hood de Richard Green, el Batman de Adam West, los dibujos animados de Looney Tunes. Quise a Lucille Ball y también a Dick van Dyke. Conocí la mafia a través de Eliott Ness, viajé con el Túnel del tiempo y no me perdía Las aventuras de Hijitus. Pero una serie en blanco y negro me capturó por completo: Los Vengadores.
Se trataba de dos agentes muy (pseudo) formales, que trabajaban para el gobierno británico. El caballero era impecable: traje, bombín y paraguas, un vero lord inglés, se llamaba John Steed y lo encarnaba Patrick Macnee. La dama amén de ser atractiva, tuvo, tiene y mantendrá una gracia eterna. El personaje era Emma Peel, la actriz, Diana Rigg, una chica bien moderna de los sixties londinenses, enfundada en microfaldas o catsuits de cuero. Pero la cosa no se limitaba al sex appeal, porque el guión y los papeles que supo encarnar la gran Diana Rigg tenían un plus indescifrable.
Los Vengadores era de las series que podía compartir con mi viejo, donde ambos nos divertíamos desde dos ópticas distintas. Claro, había un universo propio y críptico que estaba dirigido a públicos etarios diversos.
En esto el rol de los productores Albert Fennell y Brian Clemens fue decisivo: John Steed no utilizaría armas, sino un paraguas. El papel de Emma Peel que Rigg encarnó en la serie cambió los patrones acostumbrados para la la cadena británica ABC, ya que después de rodar 12 episodios en blanco y negro, descubrió que ganaba menos que el camarógrafo, por lo que al finalizar la temporada en blanco y negro amenazó a los productores con abandonar la serie si no le aumentaban su caché. La gran Diana Rigg (inmortal Sra.Peel), no sólo consiguió una mejor paga, sino que también obtuvo más flexibilidad en las sesiones de grabación, para que dispusiera del tiempo necesario para actuar en el teatro.
Esta serie promovió la igualdad de género. El buen Alain Carrazé, en una entrevista con Patrick Macnee, comentó que con la irrupción de Emma Peel, quien supuestamente sería su secretaria, decidió modificar el rol, y convertirla en su socia. De este modo, el rol de la inolvidable Sra. Peel fue cobrando una relevancia imparable. En cada aventura Los vengadores enfrentaban retos y enemigos inesperados. Robots asesinos, villanos invisibles, telépatas y más criminales. Pero el estilizado y humorístico poder de esta pareja, salvaba las papas.
El estatus de culto de Los vengadores fue construido sobre la base de un guion avant-garde. No en vano fue una de las primeras series británicas que se emitió en horario estelar por una cadena estadounidense. En esto tuvo mucho que ver el oficio de actriz de Diana Rigg, dama formada en artes dramáticas, fanática del teatro. Mujer que pudo trascender este personaje de culto, y seguir filmando en la pantalla grande, hasta los 80 años.
Diana Rigg se fue este jueves 10 de septiembre de 2020. Al enterarme de la noticia de su partida, me invadieron un sinfín de sensaciones. La primera es darle gracias al trabajo colectivo de personas que se animaron a hacer una serie osada, divertida, distinta, como Los Vengadores. Haberla visto en los setenta y retornar a los mismos capítulos treinta y cincuenta años más tarde, con una devoción y divertimentos intactos, confirman la vigencia del pacto ficcional, y su excelente factura. Su misión en la tierra estaba cumplida, y debió acompañar a su partenaire John Steed, quien probablemente la haya invocado desde alguna nube.
¡Gracias por todo!