María Moliner dedicó toda su vida a trabajar con la palabra y hacer accesible su poder a todos. Nació en la región de Zaragoza, a fines de marzo de 1900. La bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa trabajó para crear un nuevo tipo de libro de referencia, que fue aclamado como “el más completo, más útil, más preciso, y el diccionario más divertido de la lengua española” al decir de Gabriel García Márquez.
Moliner comenzó a trabajar como bibliotecaria a los 22 años y fue elegida directora de la biblioteca de la Universidad de Valencia en 1936. Se interesó especialmente por el proyecto de bibliotecas populares, desarrollando un plan de Bibliotecas Rurales para ayudar a promover la alfabetización y la cultura. Después de la Guerra Civil española, su familia fue sancionada por el nuevo gobierno autoritario, lo que hizo que la pasaran por alto para los ascensos en la universidad.
Entonces comenzó a compilar su Diccionario de Uso del Español en 1952, trabajando en casa antes y después de su trabajo diario. Madre de cuatro hijos y abuela, tenía un extraordinario poder de concentración. Moliner investigaba palabras leídas en periódicos o escuchadas en la calle, con el objetivo de superar el diccionario publicado por la Real Academia Española. “El diccionario de la Academia es el diccionario de autoridad”, dijo una vez., “El mío no ha tenido mucho respeto por la autoridad”.
En lugar de una organización alfabética, el diccionario de Moliner se agrupó en familias de palabras, ofreciendo no solo definiciones detalladas, sino también sinónimos y orientación sobre su uso. Cuando comenzó el proyecto, calculó que le llevaría dos años, pero la primera edición del diccionario de dos volúmenes no se publicó hasta 1966, ¡un total de 15 años después!
El lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski, afirma de su colega “respetando el fondo de definiciones del diccionario de la lengua española de la RAE (DRAE), buscó “expresar una idea con la máxima precisión” y “conducir al lector desde la palabra que conoce al modo de decir que desconoce: de la idea a la expresión”, según escribió en el prólogo del DUE.
Gabo fue claro, sostuvo que el diccionario de uso de Moliner era mejor que el de la Real Academia Española. En su titánica tarea de largo aliento, Moliner modificó las definiciones, que presentó en un español más actual, simple y sencillo. Las palabras desusadas y los arcaísmos fueron eliminados. Incorporó neologismos, muchos provenientes de la prensa, cuestión que adoptaría el Diccionario de la Real Academia Española tiempo después. Su trabajó se publicó en dos volúmenes, de más de 3000 páginas, entre 1966 y 1967. La autora guardaba sus fichas sobre palabras en cajas de zapatos.
Oscar Barney Finn, director de la obra El diccionario, inspirada en la vida de Moliner, señaló que la lexicógrafa tenía un método con el que pretendía cazar al vuelo todas las palabras de la vida. “Su marido fingía una impavidez de sabio, pero a veces medía a escondidas los ficheros con una cinta métrica, y les mandaba noticias a sus hijos”, relató Barney Finn. Uno de los hijos de la pareja, a quien le preguntaron cuántos hermanos tenía, contestó: “Dos varones, una mujer y el diccionario”.
Fuentes:
https://tinyurl.com/CnLaDamadelDiccionario / https://firsthandspanish.com/maria-moliner/