Es una importante cantidad de recursos que no llega a las arcas públicas o son mal utilizados.
No es fácil estimar la cantidad de recursos que se pierden por la corrupción. Transparency International, la ong que conduce una lucha contra este flagelo, considera incluso imposible establecer si hay más o menos corrupción que antes. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima en dólares en un billón (un millón de millones) la cantidad de dinero que se pierde en corrupción. Es casi el equivalente al PBI de España que alcanza los 1,2 billones de dólares. Y representa el 1,25% de la riqueza producida anualmente en todo el mundo. Lo que es más preocupante de esta cifra es que sirve para consolidad una mentalidad que atenta contra la cultura de la legalidad y erosiona el tejido social, impidiendo a los gobiernos cumplir con su función en la construcción del bien común.
La directora del FMI, Christine Lagarde, señala que en los países emergentes el porcentaje de recursos desviados es más consistente, y llega a superar el 4% del producto bruto. El FMI señala el caso de países centrales como Italia, España y Grecia entre los que no han logrado un combate satisfactorio contra la corrupción, reconociendo que el problema es más general. Se destaca la proporción de contratos adjudicados con un solo actor, la cantidad de concesiones de obras o provisiones otorgadas sin licitación o concurso. En América latina se dispone de algunos datos que son, en efecto, preocupantes: más de 220.000 millones de dólares anuales se despilfarran por mal uso de esos recursos, a menudo siguiendo prácticas corruptas. Por otro lado, la evasión impositiva, que el FMI quizás no ha introducido en su cálculo, se lleva anualmente en la región 360.000 millones de dólares, de los cuales 170.000 millones terminan en paraísos fiscales.
El organismo financiero menciona la transparencia y la supervisión de los procesos de licitación o asignación de contratos y concesiones como herramienta necesaria, en conjunto con la acción de una sociedad civil fuerte. Asimismo, se recomienda profesionalizar la administración pública y reglas fiscales y administrativas claras que permitan evitar zonas oscuras. Corea del Sur es señalada como un ejemplo por el uso de la tecnología, pues las compras on line y la contratación electrónica, que permite rastrear más fácilmente las operaciones.
Por último, conviene recordar que el historial del FMI no es precisamente una muestra de transparencia que se presenta ajena al vicio de la corrupción. La coexistencia de intereses creados con los movimientos financieros avalados por el organismo, como sus modalidades de intervención, han sido en frecuentes casos un ejemplo de corrupción que Lagarde no puede, o no debería, soslayar.