El documento dado a conocer por la Congregación vaticana que ha reconstruido la vida del arzobispo de San Salvador, da cuenta de que fue muerto en odio a su testimonio coherente.
El arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero fue asesinado en odio a su testimonio cristiano. Es la conclusión a la que llega la investigación realizada por la Congregación de la Causa de los Santos encargada de estudiar la vida del obispo que próximamente será declarado santo.
La responsabilidad del homicidio recae en el Gobierno salvadoreño de ese entonces y un escuadrón de la muerte liderado por el mayor del ejército Roberto d’Aubuisson, un hombre de extrema derecha, según detalla la Agencia de Prensa Salvadoreña (APS).
D’Aubuisson ordenó el asesinato y el francotirador contratado embolsó una suma de dinero para ejecutar a Romero el 24 de marzo de 1980, de acuerdo con un voluminoso informe de mil páginas, elaborado para sustentar el proceso de canonización del religioso. En la documentación se indica que el propio D´ Abuisson pagó al presunto asesino Walter Antonio Álvarez. Las autoridades locales, pese a los testimonios y a los elementos recogidos nunca intentaron esclarecer los hechos ni castigar a los culpables. Un años después, Álvarez fue secuestrado por más tarde fue encontrado muerto.
El documento encargado por la Congregación de la Causa de los Santos, incluye numerosas entrevistas y documentación sobre el magnicidio que por primera vez salen a la luz pública.
Sus autores son Vicenzo Criscuolo, relator general; monseñor Vicenzo Paglia, postulador de la causa del mártir salvadoreño, y Roberto Morozzo Della Rocca, colaborador del informe.
Unas semanas después del asesinato de Romero, el 7 de mayo de 1980, D´Aubuisson fue arrestado en la finca San Luis, en Santa Tecla, mientras planificaba un golpe de Estado. Entre los documentos incautados al ex mayor del ejército habrían figurado pruebas para incriminarlo por la autoría intelectual del crimen de Romero, pero el proceso judicial nunca prosperó.
El expediente recoge fragmentos del informe de la Comisión de la Verdad, creada por Naciones Unidas luego de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil de El Salvador, que concluyó en 1992 con saldo de más de 75,000 muertos.
“Es probable que D´Aubuisson estuviera presente en el lugar de los hechos para verificar personalmente el exacto cumplimiento de la operación con la que se pretendía matar al Siervo de Dios”, señala textualmente el documento. Asimismo, el amor de Romero por los más pobres, su entrega en las tareas como pastor y su coherencia de vida figuran como los motivos que suscitaron la aversión del mandante del homicidio. La Oficina de Derechos Humanos María Julia Hernández, antes Tutela Legal del Arzobispado, presentó hace unos meses una petición formal para que se reabra la investigación del asesinato de monseñor Romero, al considerar necesario que los autores intelectuales y materiales sean llevados ante la justicia.
El expediente del Vaticano indica que hay testimonios que “quedaron sin utilizar para fines procesales, pues en aquella época las autoridades salvadoreñas no tenían interés alguno en arrojar luz de manera objetiva sobre el homicidio de Romero.
El pasado 7 de marzo, el Vaticano anunció que el arzobispo será canonizado, posiblemente en octubre próximo, 38 años después de su asesinato. El 23 de mayo de 2015 fue beatificado por el Papa Francisco.