Compartimos la intención del Santo Padre para el mes de junio, centrada en el matrimonio.
Casarse y compartir la vida es algo hermoso. Es un viaje comprometido, difícil, complicado, pero profundamente hermoso. En este viaje de toda la vida, los esposos no están solos, los acompaña Jesús.
El matrimonio es una vocación que nace del corazón, una decisión consciente y trascendente, por eso necesita una preparación específica. No lo olvidemos, porque Dios tiene un sueño para nosotros: el amor, y nos pide que lo hagamos nuestro. Ese es su sueño.
El Papa invita a rezar por aquellos que se preparan para el matrimonio con el apoyo de una comunidad cristiana: para que crezcan en el amor, con generosidad, fidelidad y paciencia.
Enmarcado en el “Año especial dedicado a la familia”, que comenzó el 19 de marzo de 2021, el video se centra en la belleza del matrimonio. La intención de oración reafirma la naturaleza de esta vocación, que “no es solo un acto ‘social’”, sino que “nace del corazón”.
Tendencias mundiales
La tasa de matrimonios viene bajando notablemente desde 1972. En muchos países, el descenso de las tasas de matrimonio ha ido acompañado de un aumento de la edad a la que se contrae matrimonio.
El confinamiento, en muchos casos, supuso tensión y conflictos familiares. Ha hecho de la convivencia una tarea más ardua de lo acostumbrado. Pero el mensaje del Papa anima a seguir, a animarse: “Vale la pena animarse. Y en este viaje de toda la vida, la esposa y el esposo no están solos; los acompaña Jesús”.
El año especial dedicado a la familia, que estamos transitando, tiene este lema: “El amor familiar: vocación y camino de santidad”. Esta convocatoria enmarca la intención de este mes en la vocación al amor que cada persona tiene desde el lugar que ocupa dentro de su hogar. Además, acompaña al año de San José, que durará hasta el próximo 8 de diciembre.
Preparación específica al matrimonio
Un aspecto importante de El Video del Papa es mostrar la belleza del matrimonio y la familia como algo más que un acto “social”: “es una vocación que nace del corazón, es una decisión consciente para toda la vida que necesita una preparación específica”.
En una sociedad que descree del compromiso, es fundamental mostrar que las relaciones familiares pueden tener un valor salvífico para las personas y ser un camino de santidad. Se trata de llevar a Cristo a la vida de cada una de nuestras familias.
Dejarse llevar por el sueño que Dios tiene para nosotros, el amor, pide apoyo y acompañamiento de la comunidad. Como dice Francisco a los jóvenes que se preparan al matrimonio: “para amar hace falta mucha paciencia”.
No se queda corto el curita de Flores. Lo completamos parafraseando una cita que nos hiciera llegar el buen hermano Mauricio, un trapense fraterno: “la paciencia todo lo alcanza”. Virtud que no es “cool”, ni tiene buena prensa, pero haciendo las cosas con confianza, sin apuro y con paciencia, nuestro humor tiende a mantenerse en el eje, y suele ser acompañado por el amor. Una hermosa lucha cotidiana, similar a la escritura, o a otra ocupación: es un trabajo que debemos ejercer cotidianamente.