El miércoles se aprobó la ley que convierte en donante de órganos a toda persona mayor de 18 años, a menos que indique lo contrario. Un cambio clave, motivado tras la muerte de la pequeña Justina Lo Cane.
En noviembre de año pasado el país estaba expectante ante la imperiosa necesidad de un corazón para Justina Lo Cane, una niña de 12 años. En aquel momento, por pedido de ella misma y el impulso de su familia comenzó la campaña “Multiplicatex7”, dando cuenta que cada persona donante puede salvarle la vida a otras siete.
El 22 de noviembre, sin embargo, el corazón de Justina dijo basta y la noticia conmovió a todos. Fue entonces cuando comenzó a trabajarse en una ley que pudiera revertir esa angustiante situación de la espera de un órgano hasta que el miércoles último se aprobó por unanimidad la Ley “Justina” que, entre sus puntos más importantes, establece que todos los ciudadanos argentinos mayores de 18 son donantes, salvo que expresen la voluntad contraria.
Sin dudas esto es un hecho histórico en cuanto a la donación de órganos ya que aceleraría el proceso, algo que se convertía en un verdadero impedimento para las miles de personas que están en lista de espera. Para Carlos Marino, autor del proyecto de ley, a partir de ahora “las 14 mil personas que están esperando un trasplante pueden tener su oportunidad. Y de esta manera, estamos liberando a la familia de tener que tomar la decisión”.
“Yo sé que ella me abraza y me dice ´lo logré mamá´”, dijo la madre de Justina tras aprobarse la ley.