Editorial de la revista Ciudad Nueva del mes de octubre.
“La juventud está perdida”. Esa frase tan escuchada y utilizada para desacreditar las capacidades de las nuevas generaciones es tan pesimista como falsa. Sin dudas existen personas que mientras caminan hacia la adultez pueden cometer errores, frutos muchas veces del desconcierto, la incertidumbre y los cambios propios de la edad. ¿Quién podría autoexcluirse de ese proceso tan personal como fascinante de esa etapa de la vida? ¿Quién podría jactarse de no tener alguna equivocación ya en su edad de madurez?
Desde Ciudad Nueva venimos realizando una experiencia de apertura hacia las nuevas generaciones. Sentarnos a la misma mesa para comprender la realidad actual y entender las nuevas formas de comunicar es también un enriquecimiento recíproco. Adultos y jóvenes dialogando sobre los mismos temas, reconociendo diferentes puntos de vista, no puede tener otro resultado que el hallazgo de nuevos senderos para transitar juntos.
La idea de esta edición intenta poner en luz esta hermosa aventura. Por un lado la voz y la mirada de los adultos que aportan un análisis profundo sobre el hoy de las nuevas generaciones basado en la experiencia de un camino recorrido. Y al mismo tiempo, la frescura, entusiasmo, apertura y creatividad de jóvenes que, desde sus propios escritos y testimonios, demuestran cómo se la juegan día a día por un mundo mejor, ya sea en actividades solidarias, con el estudio, en la política o en la familia.
Muchos jóvenes ya han marcado el camino, como la beata Chiara Luce Badano. “Una muchacha como todas: alegre y vivaz, ama la música, la natación y el tenis, los paseos en la montaña. Tiene muchos amigos. A quien le pregunta si les habla de Dios, responde: ‘Yo no les hablo de Jesús, sino lo doy a conocer con mi comportamiento’”1. También los más de 5000 jóvenes que han pasado por la Mariápolis Lía a lo largo de estos 50 años, siendo testigos en primera persona de la construcción de un mundo más fraterno.
Se trata de una edición escrita por y para jóvenes, pero también para que los adultos volvamos a recordar aquellos ideales que siempre nos movilizaron a hacer grandes cosas.
Los jóvenes son los protagonistas del presente, los que ya están manos a la obra para construir un futuro siempre mejor.
Es bueno leerlos, escucharlos y acompañarlos, claro. Son jóvenes revolucionarios, que van contra la corriente del mundo de hoy que intenta arrastrarlos con toda la fuerza de la uniformidad. Ellos creen en la alteridad, en la diversidad como alimento de una unidad posible. Ya la están viviendo. Y vale la pena contagiarse de semejante empuje y energía ·
- Revista Ciudad Nueva Nº587, junio 2017.
Nota: Este editorial corresponde a la edición Nº 602 de la revista Ciudad Nueva.
