Tras las huellas de Chiara.
En 2002, a dos años de que Chiara Lubich viviera su noche oscura que la identificó con Jesús Abandonado, escribió este discurso profético. El don del carisma de la Unidad fue para Chiara un constante desafío. Volviendo siempre a sus primeras intuiciones profundizó su comprensión de Jesús Abandonado como llave de toda unidad. ¿Por qué Jesús Abandonado es llave de la unidad? Porqué él en la experiencia del abandono probó la ausencia de unidad, de comunión con su Padre, pero aún en esa densa oscuridad no dudó del Amor, abandonado se abandonó y encontró el amor y la unidad en sí, redimiendo toda falta de unidad y de comunión. Por ello, Jesús Abandonado es también maestro del diálogo, porque nos enseña a dejar todo de lado, aun nuestra más profunda dificultad, para construir relaciones basadas en el diálogo, más allá de las hondas diferencias:
… De todo lo dicho se puede comprender que Jesús Abandonado, habiendo realizado la unidad en sí, habiendo reunido el cielo a la tierra y a los hombres entre sí, logró realizar el diálogo más difícil, más importante e imposible para cualquier otro.Y pudo hacerlo porque Él es Amor, el máximo Amor, que lo llevó a reducirse a crucificado, abandonado por el Padre, por amor a nosotros.
…Al asumir la naturaleza humana asumió todo lo que a ella le concernía: tomó todo sobre sí mismo, todos nuestros dolores, nuestros límites, nuestras culpas, hasta llegar a hacerse “pecado”, como dice Pablo, aun sin haber pecado, “excomunión”, sin haber sido nunca excomulgado.
…Se convirtió en maestro de amor, vaciándose completamente de sí, reduciéndose a nada, incluso perdiendo el sentido de ser Hijo de Dios, Dios mismo, para hacernos a nosotros hijos de Dios. Nos hicimos hijos de Dios porque él no se sentía más como tal.
…¿Cómo podemos establecer el diálogo que nos hace ser Iglesia-comunión?
Poniéndonos en contacto con [los] que tienen problemas, dolores, dudas, pesares, pero también alegrías para compartir, debemos comportarnos como ya les dije que hizo Jesús Abandonado: antes que nada, amarlos con el arte de amar que conocemos, hacernos uno con ellos. Amarlos a todos, ser los primeros en amarlos, amarlos concretamente, ver en ellos a Jesús y amarnos mutuamente; vaciarnos completamente para comprenderlos, hacernos uno, hacernos él, así como Jesús se hizo hombre, se hizo pecado. Y recordemos que mientras nos hacemos uno con el otro no debemos pensar en lo que diremos, en lo que responderemos, sino sufrir con él o gozar con sus alegrías. Al final, cuando nos habrá confiado todo, el Espíritu Santo nos dará la palabra justa para iluminarlo, para aliviarlo, para consolarlo, o en caso contrario, para ayudarlo a gozar con los dones de Dios, compartiendo felicidad, esperanzas, sueños.
1 CHIARA LUBICH, Jesús Abandonado, camino por excelencia para una comunidad en diálogo, Castelgandolfo 20.04.2002.
Artículo publicado en la edición Nº 631 de la revista Ciudad Nueva.