La municipalidad pretende abolir una histórica exención del pago de impuestos y cobrar sumas atrasadas. Una actitud poco amistosa.
Por primera vez en su historia, las Iglesia cristianas de Jerusalén han cerrado por protesta el acceso a los lugares sagrados. La decisión ha sido tomada por los líderes de las comunidades cristianas, el patriarca griego-ortodoxo, Teófilo III, el fraile Francesco Patton, custodio de Tierra Santa de la comunidad católica, y el patriarca armenio Nourhan Manougian. Se trata de los administradores de la basílica del Santo Sepulcro y los demás lugares sagrados de Jerusalén para los cristianos.
La razón de la protesta es la decisión del alcalde de la ciudad, Nir Barkat, de abolir las exenciones en el pago de impuestos municipales concedidas a las Iglesia. La administración municipal no solo ha revocado unilateralmente el beneficio, sino que pretende cobrar retroactivamente lo acumulado y para ello ha bloqueado las cuentas bancarias de las instituciones religiosas. Una decisión para nada amigable, si se piensa que, al aplicarse una exención, no hay deuda acumulada.
Cansados de la situación de tirantez con la administración municipal, los líderes cristianos han protestado cerrando el acceso a los turistas. En un comunicado se afirma que se sigue “con preocupación la campaña sistemática contra las Iglesias y las comunidades cristianas de Tierra Santa, en flagrante violación del status quo existente”. En estas semanas, la municipalidad ha emitido avisos de pago y ha ordenado el secuestro de bienes y bloqueo de cuentas bancarias por presuntas deudas acumuladas. Se trata de un giro negativo en las relaciones entre las Iglesias y las autoridades civiles que, por lo visto, trata de debilitar la presencia cristiana en Jerusalén, afirman los líderes.
Si bien la municipalidad pretende aplicar los impuestos a las dependencias de los lugares sagrados, que seguirían exentos de impuestos, se trata de una cuenta muy cara que genera serias dificultades debido a que quedarían afectadas las casas y las actividades de los cristianos que viven alquilando en la “Ciudad vieja” de Jerusalén. La medida impactaría en las familias más pobres.
Por otra parte, el parlamento israelí, está estudiando un proyecto de ley que limitaría notablemente los derechos de propiedad de las Iglesias. Estas medidas están generando honda preocupación por entenderse que es una actitud que termina afectando los derechos de las Iglesias sobre los lugares sagrados y la relación entre las autoridades y las comunidades cristianas.