El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Comité Judío Internacional para Consultas Interreligiosas (IJCIC) se reunieron formalmente el 25-27 de junio en París.
“Esta reunión, bajo el lema ‘La normalización del odio: desafíos para los judíos y los cristianos hoy’, tuvo lugar en un momento de desafíos tanto para la vida religiosa en general como para cada una de nuestras comunidades en sus diversos contextos”, afirma un comunicado publicado por los dos grupos.
“Entre las cuestiones que se abordaron en esta reunión estuvieron: el auge de los movimientos nacionalistas xenófobos en gran parte del mundo; la desconfianza ante los programas de las comunidades e instituciones religiosas, especialmente en Europa; el resurgimiento del antisemitismo manifiesto; la prevalencia de la islamofobia; las actitudes anticristianas que están surgiendo en los últimos tiempos; la situación continua de no resolución del conflicto palestino-israelí; la hostilidad hacia las minorías vulnerables en todo el mundo, y la impactante erosión de la sociedad civil en muchos lugares y de muchas formas”, consta en el comunicado. “Nos sentimos especialmente horrorizados por el reciente aumento de los atentados mortíferos en los lugares de culto en diferentes lugares del mundo”.
En los debates referentes al conflicto palestino-israelí, se reconoció que, en ocasiones, han existido auténticas tensiones entre las posturas del CMI y las del IJCIC. “Esta reunión ha tenido lugar con el reconocimiento del progreso tanto en lo que se refiere a unas comunicaciones más constructivas como a la manera en que se expresan las diferencias públicamente”, afirma el comunicado.
“Los debates que han tenido lugar en París se caracterizan por su apertura, sinceridad, y por un intento de comprender plenamente hasta qué punto son importantes estas cuestiones tanto para los judíos como para los cristianos”.
Los grupos también se centraron en su desafío compartido de abordar la injusticia en el mundo. “Nuestras tradiciones religiosas nos encomiendan que honremos la integridad y la humanidad de todos, acogiendo y ayudando al extranjero, y resistiendo al mal. Estamos viviendo un momento en el que esto requiere una atención valiente por nuestra parte”, afirma el texto.
Los dos grupos también exploraron maneras en que, trabajando juntos, “nuestra labor de promoción y defensa, así como nuestras intervenciones, puedan ser fuerzas del bien en el mundo. Tenemos el compromiso de abordar y oponernos a todas las formas de normalización del odio, incluyendo el antisemitismo y los atentados contra las comunidades religiosas. Los ámbitos de posible colaboración incluyen la educación mutua, las cuestiones medioambientales y la justicia de género”.
Esta reunión histórica concluyó con un compromiso compartido de mantener la comunicación de manera abierta y con regularidad; de facilitar los esfuerzos conjuntos para lograr el cambio identificado en la reunión, y “de reunirse a intervalos regulares para promover nuestras responsabilidades mutuas y respectivas en nuestras propias comunidades y en el mundo entero”, concluye el texto.