Las redes sociales son la fuente de contagio de otra pandemia. Parece no haber antídoto a mano. Es tóxico para la salud y peligroso para la convivencia. Nos referimos al virus de la desinformación.
No son muchas las personas con voluntad de inmunizarse contra él. El columnista del New York Times, Max Fischer, afirma: “Estamos en una era de desinformación endémica y desinformación absoluta. Muchos están contribuyendo a que avance esa tendencia. Las impulsoras son las fuerzas sociales y psicológicas que hacen que las personas sean propensas a compartir y a creer en la información errónea en primer lugar. Y esas fuerzas están aumentando”.
El bombardeo de cifras, con estadísticas, víctimas, nuevas cepas, descubrimientos, vacunas, y demás, no da respiro. Usted lo habrá percibido, recibiendo en su bandeja de entrada, ya no del correo, sino del omnipresente WhatsApp, donde pululan todo tipo de mensajes reenviados sin ningún tipo de chequeo.
No es algo nuevo, según el pensamiento del matemático Bertrand Russelll: “En la vida cotidiana de la mayoría de las personas el miedo desempeña un papel de mayor importancia que la esperanza. El ser humano teme al pensamiento más de lo que teme a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, e incluso más que la muerte”. Russell lo escribía ayer nomás: ¡en 1918! Pensar, divina aventura de la mente y del alma, es cuestionar lo dado, buscar fundamentos, y construirlos en base a evidencias.
Fischer remata: “Las redes sociales son una salida poderosa para los productores de desinformación, y un multiplicador de los otros factores de riesgo. A medida que las personas se vuelven más propensas a la desinformación, los oportunistas y chantas, siguen de parabienes”.
El virus de la desinformación es humano. Se invita a aplicar el antídoto de verificar las fuentes, y a pensar antes de reenviar un mensaje.
Fuentes: https://pressreader.com/article/281775632173162
https://www.nytimes.com/es/2021/05/07/espanol/desinformacion-redes-sociales.html
