El mandatario quería finalizar antes su período para asumir como senador. Pero el Congreso no se lo permitió.
Para el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, se trata de una injusticia, para quien defiende el derecho se trata de impedir un mamarracho jurídico. El 15 de agosto finalizará el mandato del presidente paraguayo, sin embargo, el pasado 28 de mayo Cartes presentó su renuncia anticipada con la intención se asumir la banca de senador que conquistó en las últimas elecciones. ¿Por qué razón? Porque la Constitución, como ex presidente, le concede el privilegio de seguir siendo senador vitalicio, pero sin derecho a voto. Pese a que la norma constitucional no le permitía competir como senador, Cartes consiguió forzar un fallo de la justicia prometiendo a la presidenta del órgano supremo que sería presidenta durante los escasos dos meses de transición. Acto seguido, luego de fallar a su favor, la magistrado fue convertida en vicepresidenta. Un nombramiento alevosamente escandaloso.
El tema es que la renuncia a su cargo, no fue aceptada por el Congreso que tampoco dio quórum para que jurara como senador. Por lo tanto, Cartes tuvo que retirar su renuncia y seguir hasta el 15 de agosto, cuando se convertirá en senador vitalicio. “Veo con gran pena que algunos legisladores no desean que se cumpla la voluntad popular del 22 de abril, por lo que retiro mi renuncia al cargo de presidente de la República”, escribió Cartes en su cuenta de Twitter.
La decisión llega luego de que se agotaron los intentos de negociación dentro de su propio partido para conseguirle los votos necesarios para jurar como senador.
El tiempo ya se acabó y el juramento de los senadores electos será este sábado 30 de junio. El titular del Congreso, Fernando Lugo, ratificó ayer que no convocará a Cartes a pesar de haber resultado electo senador en los comicios pasados. Alegó que no se puede tomar juramente a un presidente en ejercicio.
Terminará así su mandato Cartes, durante cuya gestión se han verificado notables atropellos de la carta constitucional. Y la esperanza es que el nuevo presidente, Mario Abdo, consolide las instituciones democráticas del país.