El mandatario intentó asumir como senador electo, pero la sesión especial de las dos Cámaras no registró el quórum necesario para aceptar su renuncia.
No debe haber muchos casos en que un presidente en ejercicio presione para convertirse en senador. Sin embargo, es el objetivo del presidente de Paraguay Horacio Cartes quien intenta hacerse con su banca de legislador de la Cámara Alta, conquistada durante las últimas elecciones, pese a que ello represente un insulto a la letra y al espíritu de la Constitución. Cartes finalizará su mandato el 15 de agosto, cuando asuma el nuevo presidente. A partir del primero de julio, igualmente se transforma en senador, además, vitalicio pero solo con voz y sin voto, según reza la Constitución. No obstante, el ex presidente aspira a retener su voto y por ello forzó primero a los jueces electorales a aceptar su candidatura y luego a la Corte Suprema a darle luz verde. Sin ruborizarse, la presidenta de la Corte Suprema trocó ese aval con el nombramiento como vice presidenta de Paraguay. No es el primer atropello a la Constitución de este multimillonario con sospechosas amistades en el área del contrabando.
Sin embargo, las cosas parece que no están saliendo como se esperaba. Este miércoles el presidente saliente sufrió un revés en el Congreso, pues la sesión bicameral que se agendó para tratar su renuncia como quedó sin quórum en la Cámara Alta donde solo 13 de los 45 senadores se presentaron a la convocatoria. Le habían dicho que los votos estaban, pero la volatilidad del voto en el Congreso paraguayo es conocida.
La Constitución dispone que las dos Cámaras del Congreso deben aceptar o rechazar la renuncia del presidente y para ello es necesario el quórum de la mayoría simple de cada una a la sesión bicameral. En este caso, hubo quórum en Diputados pero no en el Senado. Dejar sin quórum la sesión fue la estrategia de los que se oponen al proyecto de Cartes, sembrado de violación de la norma constitucional. El quiebre se ha producido no solo con la oposición, sino también dentro de su mismo partido, el Colorado.
Teóricamente, antes del 1 de julio, fecha de la jura del nuevo Congreso, Cartes puede intentar conseguir que sea aceptada por una nueva sesión de la bicameral. Si no lo consigue, seguirá como presidente hasta el 15 de agosto.
Todo indica que no lo conseguirá. Pero con seguridad se sabrá a fines de este mes.
Vuelve a manifestarse un antiguo vicio de la política paraguaya que se sirve de las instituciones, más que servirlas. Una conducta que casi 30 años de vida democrática, desde la finalización de la dictadura de Alfredo Stroessner, no ha logrado erradicar.