Al hablar de ciertos artistas, como el caso de Oesterheld, inmediatamente “aparecen” sus personajes: El sargenti Kirk, El Eternauta o Ernie Pike. Poco se conoce de su ductilidad para con los cuentos infantiles, o su habilidad para ejercitar la divulgación científica.
Héctor Germán Oesterheld, HGO, nació el miércoles 23 de julio de 1919 en Buenos Aires. Su padre era alemán, y su madre española. Cursó estudios de Geología en la Facultad de Cs. Exactas y Naturales de la UBA, cuando la facultad funcionaba en la Manzana de las Luces. La carrera de geología había explotado como un campo atractivo para el estudio, por el impulso del petróleo, y las becas que YPF otorgaba. En 1937, cuando HGO ingresaba a la universidad, la petrolera tenía 15 años de vida, y estaba en pleno crecimiento. Eran tiempos donde las cuencas petroleras en Argentina tenían que detectarse, y el trabajo del geólogo resultaba esencial. La geología es una ciencia que no es exacta, ni humana, algo propio de las ciencias naturales. Probablemente esto haya sido atractivo para el joven Oesterheld. Para un geólogo, la llanura es casi la ausencia de geología. En la llanura no se observa a simple vista la geología, ya que la misma está bajo suelo, y se debe excavar e investigar.
Entonces, ¿dónde puede haber hallado la motivación un joven urbano para sembrar su vocación geológica? En los libros: en los de aventuras del siglo XIX y principios del XX, en los manuales de escuela, en las enciclopedias, en los mapas, en las imágenes que representan hechos del pasado. El deseo geológico se da en personas soñadoras y viajeras, que no temen al sol, ni a la lluvia. Para que esto llegue a buen término, debe haber cierto acompañamiento en casa, o una biblioteca ecléctica.
Exactas (¡y Naturales!)
El Registro de Clasificaciones de los Exámenes de HGO especifica una orientación “Geológica”. Se inscribió en la carrera en marzo de 1937. Entre sus notas hay aplazos, aprobados, distinguidos y sobresalientes.
Una buena parte del conocimiento geográfico y geológico del país que tenía Héctor fue adquirido seguramente en viajes de estudio realizados durante la carrera. Estos viajes son comunes a lo largo de la carrera.
El Centro de Estudiantes del Doctorado en Ciencias Naturales editó una revista a partir de mayo de 1935. Publicaron 17 números hasta el año 1961. A partir del quinto número, la revista se llamó Holmbergia, en homenaje a Eduardo Ladislao Holmberg, célebre médico y naturalista. La publicación daba a conocer trabajos científicos de botánica, zoología, geología, y de temas diversos aunque de interés para las ciencias naturales; también se incluían comentarios bibliográficos, listas de egresados, y noticias de interés.
Se puede acceder a la misma en http://digital.bl.fcen.uba.ar. Holmbergia N° 9 (1946), incluye a HGO en la nómina de benefactores de la revista, en la página 221.
Joven inquieto
Oesterheld fue vicepresidente de la Comisión Directiva del Centro de Estudiantes del Doctorado en Ciencias Naturales en el bienio 1938-1939. En dicha comisión, también estaba Leonor Buffo Allende, novia de Félix Gónzalez Bonorino, colega y entrañabla amigo de HGO. A fines de 1939, Leonor se traslada al Hospital de Cosquín, enferma de tuberculosis. Desde allí se carteará con Héctor. En una misiva del 27 de junio de 1941, Leonor saca a relucir detalles: Estimado amigo Alemán Socrates “Esterjedel”, dos de los apodos de HGO en tiempos universitarios.
Otro extracto se vincula al tramo final de Oesterheld, para culminar su carrera
“…Y ahora, pasemos a hablar un poquito de Ud., estudiante incorregible, que le busca estambres a las criptógamas… Dígame hombre, Ud. que es un chico (tachado; escrito con lápiz: joven) sano, inteligente, capaz, en todo el sentido de la palabra ¿no le escuece dejar pasar el tiempo así, mientras otros se le adelantan? O si eso no le importa ¿no puede deleitarse Ud. con las maravillas de la criptogamía tanto como con un cielo claro y el brote tierno de una rama? Bien sé yo que no es lo mismo beber la belleza entre el enrejado áspero del texto, y sentirse inundado sencillamente por ella, junto con la luz y el colorido cambiante; que una exige esfuerzo, aunque guste, y la otra no, pero ello no es motivo para hacer vida contemplativa “in eternum”…
En esta carta Leonor se refiere varias veces al estudio de las criptógamas. Se trata de las plantas sin semillas, muy distintas de las fanerógamas (plantas con flores). De allí el chascarrillo de buscar estambres en las criptógamas. Se percibe cierto “inconveniente” entre la Botánica y Héctor, materia que había reprobado en 1938. Quizá se demoraba en rendir nuevamente la asignatura por una preparación obsesiva…
Términos como “in eternum”, “seguir adelante”, “divagar así”, dan indicios que por la mente de Oesterheld, tomaban peso otras ideas, que darían mucho que hablar.
El narrador universal
Este perfil menos conocido del autor evidencia ciertas semillas que germinaron en Oesterheld y dieron lugar a una nueva forma para contar aventuras. De esto era muy consciente el joven geólogo, quien sabía que el mero texto dejaba a un costado a gran parte de la población. De allí su interés en promover las tiras ilustradas, pero lo hace de un modo muy especial. Las aventuras transcurren en escenarios reconocibles y cercanos. Los personajes son humanos, tanto los protagonistas como sus enemigos. Donde muestra facetas poco usuales, como la humanización de los personajes –incluso la del enemigo–, héroes corajudos y con debilidades, contradicciones y dilemas éticos. Este sello cambiaría la forma de contar y marcaron los modos de leer de varias generaciones.
Para los personajes de Oesterheld la aventura no era una experiencia exótica, sino el afrontar una situación límite, una encrucijada en la que se es puesto a prueba, en la que se debe optar por asumir la realidad nueva, por transformarse o “quedarse en el molde”.
Su prolífica actividad continuará hasta el último de sus días. Durante la década del 70’, comienza un ciclo de radicalización política que lo lleva a incorporarse, con más de cincuenta años, en las filas del peronismo montonero donde participará de numerosas publicaciones. En 1976, publicará desde la clandestinidad, la tercera parte de El Eternauta. Recuperamos de la hemeroteca esta jugosa entrevista que le hiciera Martín García en enero de 1976, desde LR 3 – Radio Belgrano.
En 1977 es secuestrado y trasladado a varios centros clandestinos de detención.
Una carta que Ana María Caruso de Carri pudo escribirle a su familia, mientras estaba detenida en el centro clandestino de detención montado en Villa Insuperable relata: “Ahora está con nosotros ‘el Viejo’, que es el autor de El Eternauta y el Sargento Kirk. ¿Se acuerdan? El pobre viejo se pasa el día escribiendo historias que hasta ahora nadie tiene intenciones de publicarle.”
Fuentes:
“En busca del geólogo olvidado. Héctor Germán Oesterheld y sus años en la FCEN”. La Ménsula, nº 027 (2018-04) : http://hdl.handle.net/20.500.12110/mensula_n027 / https://exactas.uba.ar/en-busca-del-geologo-olvidado/