Un pacto firmado por ambos presidentes convierte a la nación centroamericana en “tercer país seguro” donde devolver a los solicitantes de asilo político.
¿De qué huyeron los más de 600 mil guatemaltecos que ingresaron ilegalmente a los Estados Unidos? El país, conducido por un presidente que traba en todo momento que se lo investigue por financiamiento ilícito de su campaña electoral, presenta una de las más altas cifras de mortalidad infantil del continente: 24,8 muertes de bebés por cada 1.000 nacidos vivos. El 46,9% de los menores de cinco años presentan los índices de desnutrición, es uno de los más altos niveles en el mundo. En 2013 el déficit habitacional era de 1,8 millones de viviendas y desde entonces la cifra sigue en alza. Casi el 69% de la población en edad de trabajar los hace en una economía sumergida. Cuando se analiza la población indígena, ese porcentaje sube a más del 80%.
Habría más cifras para considerar, por ejemplo, que apenas el 18% del sistema educativo es público, el alto índice de violencia armada que hace el país uno de los menos seguros en el mundo.
En medio de este contexto y bajo la amenaza de sanciones económicas, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la semana pasada, ha exigido a su par Jimmy Morales la firma de un “acuerdo” – obtenido poco menos que con un revolver en la sien – para que los solicitantes de asilo político que hayan pasado por el país centroamericano sean enviados a Guatemala por ser considerado “tercer país seguro”. Eso implica que se deberá lidiar con unos 100.000 hondureños y salvadoreños que no son aceptados en Estados Unidos y serán trasladados a Guatemala.
El acuerdo, llevado a cabo en secreto viola muchas disposiciones constitucionales. Un juez federal estadounidense ha señalado que el país centroamericano no reúne las condiciones para ser considerado seguro. Por otra parte, un acuerdo de este tipo difícilmente puede pasar por encima del poder Legislativo. Lo que es cierto es que las amenazas de Trump de poner aranceles los productos comerciales guatemaltecos, ha impulsado a los industriales a formar cuadrado en torno a su presidente, más allá de la naturaleza del acuerdo, visiblemente injusto e irreal.
El procurador de derechos humanos de Guatemala, Jordán Rodas, ha presentado el caso ante la Corte Constitucional con el objetivo de frenar el acuerdo firmado el viernes pasado. Es visiblemente imposible que Guatemala pueda ser considerado al mismo nivel de Estados Unidos para los que solicitan asilo político.
Es una muestra más de cómo Trump afronta los problemas, imponiendo su visión y despreocupándose del problema humano que está detrás de las migraciones desde Centroamérica y México.
Gracias.Muy esclrecedor