La visita del grupo internacional sigue generando repercusiones. Aquí la palabra de un joven participante.
Un mensaje que trasciende el espectáculo fue el que nos dejó el Gen Rosso, el pasado 27 y 28 de mayo en el Centro de actividades “Roberto De Vicenzo”, en Berazategui.
Llegamos unos 30 minutos antes, con dos amigos, y ya podíamos percibir el ambiente de colaboración y de intercambio cultural que después se vio reflejado durante el show. Personas de distintos lugares practicando sus números antes de subir al escenario, poniendo en común sus talentos y sobre todo compartiendo entre sí. Nos sentíamos en el camarín, todo el mundo nos saludaba aunque no nos conocieran, y seguían practicando minuciosamente cada paso.
Quedamos impactados por la dinámica del show. ¡Cuanta preparación y dedicación había detrás de cada detalle! Cada diálogo o canción estaban en el lugar justo. Además, al presentar, contaron que este espectáculo lo habían realizado por todo el mundo, nombrándonos ciudades y haciéndonos ver la dimensión globlal de lo que estábamos por presenciar, “de Berlín, a Berazategui”.
Por otro lado, nos llamó la atención que quienes estaban sentados al lado nuestro de repente pasaran y actuaran en un número, y luego volvieran a sentarse y ser espectadores. Nunca habíamos visto algo así.
Una de las cosas que más me llevo, sin dudas, es el mensaje detrás de la historia de Charles y Jordan que conocimos en el espectáculo. La representación de la realidad con los miedos y certezas atrás de cada personaje nos hacían sentir adentro de la historia, mientras que el mensaje de paz y de que un mundo unido es posible es lo más fuerte y significativo. Un mensaje de paz que está bien plantado y exige trabajo y a veces sacrificio.
Como jóvenes fue genial haber tenido una situación tan bien representada, con todo lo que pasa por nuestras cabezas. Lo que es, lo que debe ser, el qué dirán, las presiones, pertenezco o no pertenezco. La historia no estaba contada desde un lugar externo, sino que cada uno de nosotros podía estar en la cabeza de los personajes que tomaron vida durante las dos horas que duró el espectáculo. Inclusive, en más de una situación me pude preguntar “¿qué haría yo en esta situación?”, o encontré similitudes de “la fosa” con el “vaso de agua” que a veces no nos permite ver más allá y del que creemos que no podemos salir. En ese sentido fue una experiencia fascinante.
Otra de los puntos más llamativos es la integración real entre quienes se dedican al Gen Rosso, los chicos de Fazenda de la Esperanza, y gente de la comunidad local que aportó sus distintos talentos para que este show fuera posible. Actuaron todos juntos, en el mismo escenario, como si se conocieran desde siempre.
El broche de oro de todo el espectáculo son los talleres que estaban antes de estos, donde los mensajes de paz y mundo unido posibles se fusionaron con la comunidad que trabajó en Berazategui, mostrándonos fotos antes de que empezara el recital y contándonos las experiencias, mostrándonos que sí es posible un mundo mejor y más pacífico, y que hay gente que hoy cree y trabaja en pos de ello. ¿Por qué no hacerlo nosotros?