Futuro por venir

Futuro por venir

Cerrando el año en curso, se proponen diversas miradas sobre el escenario que se avecina. Lejos de pontificar o decretar certezas, se lo recorre de la mano de especialistas para deshojar juntos los tiempos que vendrán en materia de humanismo, trabajo y tecnología.

Curiosamente, el avance no se produce mirando hacia delante sino a nuestro alrededor.

Durante años infinidad de expertos pronosticaron que la informática borraría de la faz de la Tierra la necesidad de casi todo: desde supermercados hasta viajes, pasando por los comercios y la vida social en sí misma. Muchas de las personas que nos introducen en el futuro con el apoyo de las nuevas tecnologías parecen suponer que si enfocamos nuestra atención pura y exclusivamente en la información, llegaremos adonde queremos y del modo más directo.

Este enfoque centrado en el destino final deja de lado aquello que tiene lugar en los bordes: el contexto, los antecedentes, la historia, el conocimiento y los recursos sociales. Aquello que circula por la banquina no es tan irrelevante como pareciera:ayuda a clarificar nuestro objetivo final y lo resignifica.

Curiosas predicciones

Business Week predijo en 1975 la inminente cercanía de la oficina sin papel…Se escribieron infinidad de artículos al respecto (en papel ciertamente) y en el siglo XXI este tipo de cuestiones son abordadas multidisciplinariamente. Por eso intentaremos dibujar alguna noción de “futuro en tiempo real”.

20(&)20

El periodista y economista Sebastián Campanario predice para 2020 el flujo de 44 zettabytes (10 elevado a la 21) de información. Gracias a este “mundo bigadtizado” con jóvenes que establecen vínculos diversos dentro del océano de datos, Gerry Garbuslsky (organizador de TED x Río de la Plata) vaticina un futuro con premios Nobel otorgados a personas de 20 años. Tyler Cowen, especialista en economía de la innovación, avizora en esta explosión la gestión del análisis de los datos en forma colaborativa, cuestión que contrasta saludablemente frente a la antigua costumbre de trabajar en compartimentos estancos.

Este es uno de los puntos clave: el trabajo colectivo. Ya lo vemos en las herramientas como Google Documents, donde la  información colaborativa aportada por millones de usuarios mejora los correctores, tornándolos casi infalibles.

Las flores del tsunami

Luego del terremoto y el tsunami de 2011, que arrasó con 20 mil personas y dejó a miles sin hogar, los japoneses eligieron como kanji/símbolo de aquel año al “Kizuna”, que significa “intercambio entre personas”. Como una de las industrias más castigadas fue la de las flores, decidieron juntar inversores para comprar toda la producción floricultora, para reconstruir los lugares destruidos y llenarlos de flores.

Documento Digital

El didáctico informe del Banco Mundial “Dividendos digitales” de 2016 menciona que “desde un punto de vista tecnológico dos terceras partes de los empleos del mundo en desarrollo pueden automatizarse”. El proceso demorará más tiempo que en los países desarrollados, porque la base tecnológica está más rezagada. El panorama puede parecer apocalíptico. Michael Chui, experto en computación y ciencias cognitivas en la oficina de San Francisco de McKinsey, ve avances a nivel micro en lo que se refiere a la automatización de empleos. Sin embargo para pasar a la escala macroeconómica pueden pasar muchos años. Chui estudia la posibilidad de automatización de más de dos mil tipos de trabajos. Aunque sus conclusiones preliminares informan que el 45% de las tareas que se realizan en los Estados Unidos son automatizables, esto no significa que todos estos empleos vayan a desaparecer, porque hay muy pocas ocupaciones que son reemplazables al 100 %. La variable clave es el grado de interacción con seres humanos en entornos poco predecibles, como el caso de la salud y la educación.

Anfibios y centauros

Sergio Kaufman, conductor de Accenture Argentina, caracteriza esta era como propicia para los anfibios: hay que ganar nuevas capacidades, sin perder lo bueno de la etapa anterior.

Campanario nos sugiere para esta época de ‘centauros’ estar atentos a captar cómo el avance de la computación afecta al sector en que nos desenvolvemos. No es necesario desarrollar habilidades de programador experto, pero uno debe plantearse cómo interactuar con las nuevas aplicaciones emergentes para las áreas de incumbencia laboral.

Esbozos finales

Nos entusiasma la tecnología pero ponemos el énfasis en la sociedad, en la práctica y en las instituciones. Sabemos que las tecnologías de la información no pueden resolver todos los problemas de la sociedad, pero la sociedad y sus integrantes (nos) sí pueden resolver muchos de los tecnoproblemas.

Uno de los desafíos para el presente y futuro laboral es acostumbrarnos a un universo donde la descripción de trabajos fijos e inmutables es imposible. Se nos exige nuestra reinvención para ser complementarios con las tecno-herramientas, pero preservando y desarrollando nuestra humanidad.

Evocamos al buen Aristóteles, quien nos definía como animales sociales porque requerimos de nuestros congéneres para poder sobrevivir; y, lo segundo, y no menos importante, es que poseemos el don de la palabra. Cultivémoslo en estos tiempos de híper-información. De nosotros dependerá mantener encendido el fuego del intercambio constructivo. De algo estamos seguros: el futuro es hoy, no hay tiempo, ni personas que perder ·

* Al autor se lo puede seguir en las redes con el usuario @QuiqueFigue o en su blog

Artículo publicado en la edición Nº 614 de la revista Ciudad Nueva.

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